viernes, 24 de julio de 2009

¿Pero son “malas” las bolsas de plástico...?



Antesdeayer por la mañana estuve en una fábrica en la que, si tuviera dinero, yo invertiría sin dudarlo... fabrican bolsas de plástico y se llama Envasa.

En este tiempo de "hipercomunicación", en el que la información fluye a una velocidad y caudal, a una presión en definitiva, inimaginable hace muy pocos años, se ha exacerbado uno de nuestros defectos como sociedad y como especie: nuestra infinita capacidad de repetir bulos, medias verdades, cuando no directamente, mentiras y, a base de repetirlas transformarlas en tópicos y clichés hasta, en algunos casos, conseguir que la realidad se trasforme sobre la base de esa misma mentira.

Llevamos mucho tiempo recibiendo mensajes sobre la supuesta "maldad" de la bolsa de plástico y, como tantas otras cosas relacionadas con la Sostenibilidad en el ámbito social y de la comunicación, los mensajes se han convertido en, simplemente (en este caso usado es su acepción de "simpleza"), decretar su maldad absoluta e incluso, desde determinadas instancias, propugnar su prohibición... (¡qué barbaridad!)... Como si la Sostenibilidad fuera cuestión de blanco y negro, de todo o nada.

Las bolsas de plástico (como todos los ámbitos de la vida moderna) tienen pros y tienen contras.

Las ventajas higiénicas de las bolsas de plástico, especialmente las de un solo uso son innegables. Resulta complicado imaginarse hacer la compra en el barrio y volver a casa con 2 chuletones y 1/2 kilo de filetes de aguja de la carnicería, 1 txitxarro para asar de la pescadería y una lechuga de la frutería, si no va cada cosa, convenientemente recogida en bolsas de plástico... aunque utilizáramos una bolsa reutilizable para juntarlo todo y transportarlo, debemos separarlo y evitar goteos y derrames. ¿Se les ocurre alguna alternativa viable?... y no me digan que, además de la bolsa reutilizable, van a la compra con un lote de tupper-wares porque no me lo creo.

En la gestión de residuos domésticos, hace poco más de 50 años, en las casas de vecindad, los vecinos bajaban al portal a una hora determinada con el cubo de basura lleno, en la mano, y se lo entragaban al basurero municipal que vertía el contenido en la caja de un camión. No había bolsas de plástico que evitaran derrames... era un paraíso para ratas y cucarachas, para las infecciones de todo tipo.

Sin embargo, las bolsas de plástico no están exentas de problemas, ni mucho menos, y el principal de ellos somos nosotros mismos y nuestra manifiesta incapacidad social para modificar conductas sin las dos únicas palancas que no llevan a alterarlas: la comodidad y el dinero.

Es por ello que el ciclo de vida de las bolsas de plástico de un solo uso necesita algunas medidas para ser definitivamente sostenible:

Tiene que desaparecer la práctica de bolsas “gratis” de los comercios y grandes superficies. Porque en realidad las bolsas no son “gratis”, ni ambiental ni económicamente: ¿Somos tan ingenuos como para pensar que el supermercado no nos cobra la bolsa en el precio de la lechuga y la lata de bonito?.

El problema es que, con esta práctica, las bolsas son para los comercios un mero componente de coste que trabajan sin desmayo para reducir. En esta dinámica, en los últimos años se han importado miles de millones de bolsas del sudeste asiático de muy bajo precio y nula calidad, lo que impide su reutilización y que, por supuesto, no son en absoluto biodegradables.

La experiencia de los supermercado de gran descuento, en los que es práctica habitual cobrar las bolsas y nadie se rasga las vestiduras por ello, y que son los centros de distribución minorista que mejor están superando la actual situación económica, el hecho de cobrar las bolsas favorece que sean de mayor calidad pudiendo incorporar materiales fácilmente biodegradables, eliminando con ello su principal inconveniente y haciendo compatible sus ventajas higiénicas con un escrupuloso respeto al medio ambiente.

Entre las alternativas de materiales plásticos fácilmente biodegradables hay dos opciones principales. En primer lugar, los polímeros derivados de fécula de patata o maíz. Tienen un serio problema de coste (personalmente creo que los consumidores somos capaces de asumir que nos cobren las bolsas de plástico... pero el precio va a ser importante, claro), y pueden generar una nueva polémica como la que afrontan los biocombustibles y su supuesta responsabilidad de la subida del precio de los alimentos (polémica también falsa y sesgada, pero polémica al fin y al cabo).

Por otro lado, y es mi opción personal, se encuentran los aditivos químicos “oxi-biodegradables” que, añadidos al polietileno en el momento de su extrusión degradan el plástico al cabo de unas semanas, rompiendo los enlaces carbono-carbono, debilitándolos y descomponiendo finalmente el polímero en CO2 y agua.

En resumen, ¿por qué invertiría yo en Envasa?... porque Envasa está perfectamente colocada para los cambios que se avecinan, porque hace ya tiempo que trabaja en el mercado de gran descuento con bolsas de calidad que se cobran, porque tiene experiencia en plásticos oxi-biodegradables, porque algunas de las más grandes superficies europeas ya se están empezando a mover en esta línea y empezarán a cobrar las bolsas... en definitiva porque han conseguido que su producto, insustituible por sus muchas ventajas higiénicas, se ajuste a la perfección con el Desarrollo Sostenible.



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3 comentarios:

Anónimo dijo...

buu, pero esto o se hace por ley o no se hace, y a ver quien es el guapo con la que está cayendo... creo que las grandes cadenas siempre van a preferir dártelas gratis, esto es como el pan en el restaurante, que cuando te lo cobran aparte, fastidia... cuestión de cultura supongo...

ALyCie dijo...

Ahí, te quería yo pillar. AVEQ, hablando de la alimentación.
La alimentación, entre unas cosas y otras afecta a mas del 50% de nuestra vida, descontado el sueño. No es broma, si incluimos la compra, la cocina, los aditivos, el medio ambiente, la agricultura, los nutrientes, las dietas, ... y el buen uso del "karriko" de la compra y mas en tiempos de crisis.
Yo además invertiría en alimentación, donde hay mucho para elegir.
Excelente artículo y saludos.

Anónimo dijo...

Pues ir a comprar con una colección de tuppers vacíos no es en absoluto una tontería. Al llegar a casa siempre tenía que pasar la compra de la bolsa de plàstico al tupper para la nevera, así que en realidad ahora me ahorro un paso. Pruébalo!