viernes, 31 de mayo de 2013

¿De verdad queremos reindustrializar Euskadi?



Llevo unos días un poco liados pero no, no me quejo, están resultando muy interesantes.

En estos últimos días de mayo se concentran las asambleas generales de muchas asociaciones, federaciones y confederaciones y, aunque, salvo a la de AVEQ-KIMIKA voy de invitado, son días completos perdidos... bueno, o quizás, con más propiedad, días "ganados".

Esa sensación, la de dedicar un día fuera de la oficina a algo útil e interesante, se acrecentó la semana pasada cuando asistí, como todos los años, a la asamblea general de la Confederación Empresarial de Bizkaia, por todos conocida como CEBEK.

Año tras año, por muy altas que sean mis expectativas, la organización de la asamblea de CEBEK no deja de superarlas. Se trata de un evento complejo, en el que pueden surgir muchos imprevistos, con los tiempos siempre muy medidos y cada año, el programa se cumple a la perfección y los asistentes se olvidan completamente del continente y pueden centrarse al 100% en el contenido. Creo que no se puede decir nada mejor de la organización de un evento.

Como es tradicional, desde hace ya algunos años, CEBEK organiza un "encuentro empresarial", una fórmula mixta ente un conferencia y una mesa redonda en la que, un ponente de fuera de Euskadi y otro local, responden a una única pregunta durante uno 25 minutos para luego pasar a un debate que siempre cuenta con un moderador de prestigio.

El tema de este año no podía ser más interesante: "¿Es posible reindustrializar Euskadi?". Los que son habituales de este blog ya sabrán que el planteamiento ya me tenía ganado desde su formulación.

Es obvio que no soy objetivo en la percepción de este tema pero yo entendí la pregunta como una superación del absurdo debate entre la Euskadi industrial y la Euskadi "de los servicios", que parece por fin rebasado: el único camino que tiene Euskadi para garantizar el futuro de los que aquí vivimos y no abocarnos a ser un país de emigración, es la industria... ahora toca debatir como volvemos a impulsarla.

A mi indudable interés sobre el tema en abstracto se sumó una acertada elección de los ponentes: como "local" saltó al terreno de juego Josu Jon Imaz, presidente de Petronor y ex-consejero de Industria del Gobieno Vasco. Josu Jon es brillante y claro y, sobretodo, responde de forma directa a las preguntas que se le plantean. La última vez que asistí a una conferencia suya fue en el marco del IV Encuentro del Sector Químico en el IESE en Barcelona en el que, ante un público muy exigente y esta vez "jugando fuera de casa", hizo una exposición magnífica sobre el futuro de la Industria Química del grupo Repsol.

Como visitante jugaba Juan José Toribio, profesor precisamente del IESE y asesor de la Asociación Española de Banca (AEB). Confieso que era la primera vez que le escuchaba en público, si bien había oído hablar mucho de su capacidad de análisis y lo fino que hila en las exposiciones, así como de su fama de acérrimo liberal y de cierta capacidad de provocación, pues expresa puntos de vista muy alejados de los "políticamente correcto", al menos en el ámbito social y de los medios de comunicación, a lo cual creo que también se ve empujado por su papel, en los tiempos que corren, de defensa del sector bancario.

Como moderadora, CEBEK tuvo el tino de invitar a una apuesta segura: Mª Carmen Gallastegui catedrática de Teoría Económica de la UPV/EHU que ha sido Consejera de Economía del Gobierno Vasco. Allí coincidí con Joxean Calvo, de Acorde Consulting, uno de los mejores expertos con los que cuenta Euskadi en gestión empresarial y excelencia, y una referencia fundamental en EFQM en toda Europa, que me dijo con rotundidad: "La mejor profesora que tuve yo en todo mi paso por la facultad de económicas de Sarriko".

Tras la presentación del nuevo presidente de CEBEK, Iñaki Garcinuño y una introducción por parte de la moderadora, tomó la palabra Josu Jon Imaz y fue directo al grano: la pregunta clave que debemos hacernos para saber si es posible o no una reindustrialización en Euskadi es "¿De verdad queremos reindustrializar Euskadi?" y planteó la cuestión de forma muy cruda: "Preparen un proyecto industrial de alcance, una acería, una papelera, una fundición, tengan lista la financiación, el plano constructivo, el plan de negocio.... y, entonces, busquen un municipio en Euskadi para implantarlo..." y ligó esta circunstancia, este dominio social del "no, por sistema" con las oportunidades que está abriendo la explotación del gas no convencional en Estados Unidos, lideradas por la Industria Química.

Tras él fue el turno del profesor Toribio que se centró en aspectos puramente económicos y en tratar de convencernos de que no estamos tan mal como dicen. Hizo algunas afirmaciones que, académicamente son correctas, pero que han generado mucha polémica por el foro en el que las hizo y la hipersensibilidad actual que hay en esta materia. De hecho, he recibido algunos email de directivos de empresas asociadas, presentes en la sala, con alguna queja y preguntas incisivas como "¿Se identifica CEBEK con las afirmaciones del profesor Toribio?" o "Se perdió una buena oportunidad para rebatir las teorías ultraliberales de Toribio. La única que saco un poco la cara fue Mari Carmen Gallastegui". Se referían, por ejemplo, a cuando dijo: "Lo que los sociólogos llaman conquistas sociales y lo que los juristas llaman derechos laborales, nosotros lo llamamos distorsiones del mercado de trabajo. Eso es lo que son en lenguaje económico" o cuando proponía que los territorios y países compitieran entre ellos por atraer inversiones industriales mediante, por ejemplo, la eliminación del Impuesto de Sociedades para empresas que no repartan beneficios y los reinvierten. Y me enlazaban algunos artículos muy críticos, como este de Imanol Zubero.

Evelyn Beatrice Hall, biografa inglesa de Voltaire, para resumir el pensamiento del gran filósofo francés de la Ilustración, dijo: "Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo". Es evidente que CEBEK no se identifica con las afirmaciones de todos los conferenciantes que pasan por sus actos y eventos (que son muchos y muy variados), pero con este evento concreto, pretendía abrir un debate, llevar una pregunta al primer plano social y ese objetivo se logró con creces. Las visiones de cómo llevar a cabo ese imprescindible proceso de reindustrialización son muchas y muy variadas y todas deben ser, al menos, escuchadas.

Pero, más allá de que CEBEK no se identifique con sus teorías, el profesor Toribio no propuso en ningún momento eliminar los derechos laborales. Se limitó a una afirmación de carácter académico. Del mismo modo, en este modesto blog, cuando me refiero a los efectos ambientales de las actividades y a su denominación en teoría económica como "externalidades", no estoy proponiendo en absoluto eliminar la regulación medioambiental.

Si me lo permiten, me quedaré con lo esencial: Europa, la industria europea, compite en mercados globales llevando en la mochila algunas necesarias, imprescindibles, irrenunciables, esenciales, medulares, básicas, elementales, primordiales, indispensables... sin duda, pero, al fin y al cabo distorsiones del mercado, pues en otros países no existen y las autoridades europeas, españolas y vascas deberían aportar y promover aquellas condiciones que favorezcan la competitividad de la industria y compensen dichas distorsiones.

Una política seria, continuada y estable de inversiones en I+D+i, en formación reglada y continuada, un programa decidido de infraestructuras bien planificadas, sin "faraonismos" pero sin escatimar en todo aquello que sea necesario, una política fiscal favorable y un largo etcétera de aspectos y medidas que los gobiernos, y los ciudadanos al elegir aquellos, deberían favorecer si de verdad queremos reindustrializar Euskadi.


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lunes, 20 de mayo de 2013

Mantenella y no enmendalla (en la expedición ADR)



Es bastante común, por ejemplo en artículos de opinión en prensa, citar la expresión que titula esta entrada y atribuírsela, con alguna variación ("defendella", "sostenella"...) y sin mucha reflexión, al autor teatral Pedro Muñoz Seca.

Cuenta la leyenda que Pedro Muñoz Seca, autor de gran éxito y renombre durante el primer tercio del siglo XX, al enfrentarse al pelotón de fusilamiento el 28 de noviembre de 1936 y ver a los soldados formados para su ejecución les dijo: "Me temo que ustedes no tienen intención de incluirme en su círculo de amistades"

Muñoz Seca fue extremadamente popular en su época, sobre todo a partir del estreno en 1918 de su obra más conocida: "La Venganza de Don Mendo". De ideología católica y conservadora fue detenido en Barcelona al día siguiente del fallido golpe de estado que provocó la Guerra Civil, conducido y encarcelado en Madrid, hasta ser llevado a Paracuellos del Jarama y fusilado.

Es evidente que la obra de Muñoz Seca, dedicada a la comedia descacharrada y al chiste por el chiste, no tiene ni la trascendencia histórica ni la calidad literaria de la de Lorca o Miguel Hernández, pero al final, la barbarie y la intolerancia, unieron el tragico destino de estos tres escritores.

"La Venganza de Don Mendo", caricatura de tragedia en cuatro jornadas, original, escrita en verso, con algún ripio", ambientada en la Castilla medieval, acumulando chistes, despliega una parodia de las tragedias románticas ambientadas en el medievo, con infidelidades, duelos a espada, promesas de amor y venganzas, que resulta francamente divertida. Si tienen un rato, en este enlace pueden ver la versión cinematográfica de Fernando Fernán Gómez de 1961.

Pues bien, resulta que la frase atribuída a "La Venganza...", que no es de tal, se asienta en la supuesta cualidad que, en virtud de la altanería, afirma que un caballero no debe humillarse pidiendo perdón ni aún cuando se haya equivocado y que, aunque advertido de su error, debe sostener su opinión, caiga quien caiga.

En realidad, la frase pertenece a una obra del siglo XVII, "Las Mocedades del Cid" de Guillén de Castro y que, efectivamente, se refiere a la situación descrita. El Conde Lozano, padre de Doña Jimena, futura esposa del Cid, consciente de haber proferido una falsa acusación, prefiere batirse en duelo que pedir perdón y afirma:

CONDE:   Procure siempre acertalla
         el honrado y principal;
         pero si la acierta mal,
         defendella y no enmendalla

Pues bien, algo de esto debe haber en la, por otro lado, muy difícil tarea de regular el transporte de mercancías en España.

Como la mayoría de ustedes ya sabe, el Código ADR se revisa cada dos años en la Oficina Económica para Europa de las Naciones Unidas en Ginebra. Se aplica en bastantes más países de los que forman la Unión Europea, pues abarca desde Marruecos hasta Rusia, y se edita oficialmente, desde 1957, en inglés, francés y ruso.

Hasta 1998, había en España una dualidad de códigos de transporte de mercancías peligrosas pues, si se trataba de transporte interno, debía aplicarse el código TPC y utilizar solamente el ADR para transporte internacional. En dicho año, se publicó el Real Decreto 2115/1998 que estableció los mecanismos para que el código internacional se aplicará en España también en transporte interior.

El código TPC, en su versión de 1992 al menos, ya establecía, en mi modesta opinión acertadamente, unas definiciones de las denominaciones de dos de las personas que intervienen en los contratos de transporte que podían llevar a confusión:

(Art.3.1.Primero) Expedidor.–La persona natural o jurídica por cuya orden y cuenta se realiza el envío de la mercancía peligrosa, para lo cual contrata su transporte. [...]

(Art.3.1.Cuarto) Cargador-descargador.–La persona natural o jurídica bajo cuya responsabilidad se realizan las operaciones de carga y descarga de la mercancía objeto del transporte.

Definiciones que podemos considerar más que correctas y que coinciden que las del Diccionario de la Real Academia que, al fin y al cabo, es la fuente última del significado de las palabras:

expedidor, ra.
1. adj. Que expide. U. t. c. s.

expedir.
(Del lat. expedīre).
1. tr. Dar curso a las causas y negocios.
2. tr. Despachar, extender por escrito, con las formalidades acostumbradas, bulas, privilegios, reales órdenes, etc.etc.
3. tr. Pronunciar un auto o decreto.
4. tr. Remitir, enviar mercancías, telegramas, pliegos, etc.


El código ADR, en las primeras ediciones oficiales en castellano publicadas por el BOE en julio de 1973 y noviembre de 1977 no definía dichas figuras pero el uso de ambos términos era coherente con el significado expuesto. Ni siquiera en la versión de febrero de 1992 que compendiaba y agrupaba todas las enmiendas aprobadas hasta entonces, se explicitaba la definición de ambos términos en los marginales 2.000 y 2.001 dedicados a tal fin.

No será hasta la gran revisión de 2001, cuando desaparecen los históricos marginales y el ADR se estructura en partes, capítulos, apartados, y sub-apartados,  que en el apartado 1.2.1 dedicado a definiciones aparece la pretendida aclaración del término "expedidor" en una redacción, cuando menos, compleja:

"Expedidor", la empresa que expide para ella misma o para un tercero mercancías peligrosas. Cuando el transporte es efectuado en base a un contrato de transporte, el expedidor según el contrato es considerado como el expedidor.


"Cargador", cualquier empresa que:
a)  carga las mercancías peligrosas en bultos, pequeños contenedores o cisternas portátiles en o sobre un vehículo o contenedor; o
b)  carga un contenedor, un contenedor para granel, un CGEM, un contenedor cisterna o una cisterna portátil sobre un vehículo; 


No se debe culpar de la poco afortunada redacción de la definición de "expedidor" a los traductores porque las versiones inglesa y francesa, oficiales de UNECE, son muy similares (en este caso en su versión 2011):

"Consignee" means the consignee according to the contract for carriage. If the consignee designates a third party in accordance with the provisions applicable to the contract for carriage, this person shall be deemed to be the consignee within the meaning of ADR. 

"Expéditeur", l'entreprise qui expédie pour elle-même ou pour un tiers des marchandises dangereuses. Lorsque le transport est effectué sur la base d'un contrat de transport, l'expéditeur selon ce contrat est considéré comme l'expéditeur ;

El significado último de este párrafo debe buscarse en la aclaración contenida en el Real Decreto 551/2006 (que vino a sustituir al ya citado Real Decreto 2115/1998) y que dice:

Art.2.d) Expedidor: la persona física o jurídica por cuya orden y cuenta se realiza el envío de la mercancía peligrosa, para el cual se realiza el transporte, figurando como tal en la carta de porte.

Art.2.f) Cargador-descargador: la persona física o jurídica bajo cuya responsabilidad se realizan las operaciones de carga y descarga de la mercancía, de acuerdo con las normas establecidas en el artículo 22 de la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres.

Todo aclarado: la persona que contrata el transporte de las mercancías peligrosas es el expedidor y el responsable de cargar físicamente la mercancía, el cargador... es obvio decir que ambas figuras pueden ser la misma persona... aunque, bueno, quizás convenga consultar qué dice el artículo 22 de la LOTT, la Ley 16/1987... no vaya a ser....por confirmar, más que nada:

Art 22.1. 

A los efectos señalados en esta ley, se entiende por cargador o remitente la persona, física o jurídica, que, ya sea directamente o como intermediario de transporte, solicita la realización del transporte en nombre propio y frente a la cual el porteador asume, en virtud del contrato, la obligación de efectuarlo. [...]

Por su parte, se entiende por expedidor la persona, física o jurídica, que entrega las mercancías al porteador para su transporte. Podrá ser expedidor de las mercancías el propio cargador o una persona distinta.

Pero... si dice justo lo contrario... "solicitud" y "obligación" son, indudablemente, términos contractuales.... ¿Cómo demonios...?

Esta redacción del artículo 22 de la LOTT no procede del texto original de la norma sino de la reforma introducida por la Ley 29/2003, de 8 de octubre, sobre mejora de las condiciones de competencia y seguridad en el mercado de transporte por carretera, por la que se modifica, parcialmente, la Ley 16/1987, de 30 de julio, de Ordenación de los Transportes Terrestres.

Los redactores y ponentes de la LOTT, en lo que parece ser su única obsesión al respecto del transporte de mercancías que es la prevención y persecución del intrusismo y la piratería de transportistas no autorizados, define las figuras del contrato justo en contradicción con con lo marcado por el ADR y lo que señalaba el TPC muchos años antes.

Desde entonces, la LOTT se ha reformado tres veces, con la Ley 39/2003 del ferrocarril, con la Ley 25/2009 conocida conocida como Ley Omnibus y en la Ley 2/2011 llamada de "Economía Sostenible pero nada, las definiciones continúan intercambiadas.

Entre tanto, a los responsables de logística de las empresas industriales que de modo habitual expiden, cargan y descargan mercancías peligrosas y no peligrosas, tenemos que decirles que, en función del ámbito en el que se encuentren y del papel que asuman en cada transporte, debe considerarse así mismos incluidos en un término u otro, aunque en realidad realicen el mismo papel.

Así, por ejemplo, en un contrato muy habitual de transporte de residuos, en el que el gestor contrata el transporte para hacer la recogida y el residuo está clasificado como mercancía peligrosa (ojo, que no siempre un residuo peligroso es mercancía peligrosa...) el gestor será "expedidor" y el productor del residuo será el "cargador". Sin embargo, si el residuo no es mercancía peligrosa (e insisto, no porque el residuo sea peligroso la aplicación del ADR es ni mucho menos automática), el gestor que contrata el transporte y manda al transportista a realizar una recogida, será "cargador" y el productor, "expedidor"... un galimatías.

Un galimatías que puede tener mucha importancia pues la asunción de responsabilidades, con algunos matices bastante finos, se enumera en la normativa detalladamente a cada una de las figuras del contrato de transporte.

¿Es un ejemplo más del, al parecer tan hispano principio de "mantenella y no enmendalla"?... pues no me atrevería afirmarlo pero, la verdad, lo parece.


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miércoles, 1 de mayo de 2013

¿Qué hay detrás de las revoluciones?



Bien que lo siento pero creo que le voy a aguar la fiesta del 1º de Mayo.

No sé si habrá algún antropólogo entre la audiencia de este modesto blog que pueda explicarme porqué los seres humanos nos movemos y nos conmovemos mucho más por los sentimientos, por la música, por el heroísmo y el romanticismo que por la razón.

Hace bien poco tuvimos un ejemplo muy evidente en España que, al menos para mí, resultó muy revelador: Los mineros leoneses que marcharon sobre Madrid, hace menos de un año, fueron recibidos en la capital por miles de personas, aclamados como héroes de una lucha contra un sistema injusto que oprime a los débiles y da más poder a los ya poderosos.

Las imágenes de la evocación colectiva de las revoluciones obreras eran evidentes: banderas rojas al viento, cantos revolucionarios, una vanguardia (los propios mineros) fuerte y cohesionada… solamente faltaron las barricadas.

Sin embargo, el análisis razonado de la situación no tenía nada que ver con la lucha obrera ni con la ocupación de los medios de producción por parte de la clase obrera… ¡que va!: los mineros marchaban sobre Madrid para reivindicar el mantenimiento de las subvenciones y subsidios públicos…. ¡para sus patrones!

En el fondo siento mucho pensar así. Siento mucho tener la manía de mirar detrás del cartón-piedra y ser un aguafiestas… los mineros, lo que atacaban con su marcha no era al sistema y a la burguesía en pro de la clase obrera… defendían sus propios privilegios, sus coeficientes reductores y su derecho a jubilarse antes que todos los demás.

Si se fijan, ninguna de las reivindicaciones de la marcha estaba dirigida a reivindicar las necesarias inversiones en infraestructuras para el desarrollo de alternativas económicas viables para las comarcas mineras. Si cerraran las minas, cierre al que tarde o temprano están abocadas por el necesario declive del carbón en defensa del clima, se desarrollaran alternativas reales en las comarcas mineras y todos los mineros tuvieran empleo, se verían obligados a jubilares con 65 años (o tal vez 67 años, al ritmo que van las cosas), como todos los demás y esa perspectiva bien merecía una marcha sobre Madrid… ¿ustedes no lo harían?

Esta triste y fría visión de la realidad, tan poco romántica, tan antipática me supone un conflicto interno. Por un lado quiero pensar en el asalto al Palacio de Invierno de San Petersburgo, de octubre de 1917, como un acto de rebeldía en el que el pueblo, por fin organizado, cantando “La Internacional”, asaltó el poder en el primer gran triunfo contra la injusticia.

La realidad es cruel y no tiene banda sonora. Los bolcheviques, un grupo muy pequeño de personas en un inmenso país como es Rusia, con aquel acto, dieron un golpe de estado contra una incipiente, débil y muy imperfecta democracia e instauraron un régimen totalitario y opresivo que reprimió la libertad durante 70 años y asesinó a millones de personas.

Es materia de Sostenibilidad esta dicotomía también está presente. Nuestro lado romántico nos empuja a ver la realidad distorsionada y de forma parcial, emocionados con la belleza de unas pocas flores y perdiendo la capacidad de ver todo jardín.

En octubre de 2012 murió Barry Commoner. Uno de los primeros y, casi seguro, más grandes pensadores del ecologismo… o, más propiamente, del ecosocialismo. Digo ecosocialismo porque que Commoner no se limitó a ver el mundo con una visión conservacionista y limitada, sino que desarrolló sus teorías en la percepción de que el ser humano y la Tierra son compatibles y pueden vivir en armonía.

Commoner es el autor de “El Circulo se Cierra”, escrito en 1971, y que se adelanta en muchos años a las hoy asentadas tesis de la Sostenibilidad y el equilibrio entre tecnología y todas sus ventajas y la preservación del medio natural.

En ese libro, Barry Commoner enunció lo que, quizás, es su teoría más citada y conocida, las cuatro reglas de la ecología:

1. Todo está conectado con todo lo demás. Hay una sola ecosfera para todos los organismos vivos y lo que afecta a uno, afecta a todos.

2. Todo debe ir a parar a alguna parte. No hay "residuos" en la naturaleza y no hay un "afuera" adonde las cosas puedan ser arrojadas.

3. La naturaleza es la más sabia. La humanidad ha creado tecnología para mejorar la naturaleza, pero los tales cambios en el sistema natural usualmente han sido en detrimento de tal sistema.

4. No existe eso de la "Barra Libre". En la naturaleza, ambos miembros de la ecuación deben estar equilibrados, para cada ganancia hay un coste, y las deudas al final se pagan.

La aplicación de esta teoría a la Sostenibilidad es evidente. Todas las esferas de nuestra vida como seres vivos están conectadas y, nos guste o no, todo tiene un trasfondo, una trastienda… unos bastidores que los sujetan.

Y es ahí, precisamente ahí, donde el romanticismo y los actos de heroísmo se acaban, donde los activistas colgándose de arneses desde chimeneas desplegando pancartas son una mera anécdota, un mal chiste, donde la humanidad se la está jugando.

Y sí, lo siento, esa tramoya se mueve con dinero.

Y no estoy hablando de avaricia, en estos últimos meses se ha hablado mucho de la llamada “pobreza energética”, la situación económica que supone la imposibilidad de pagar el coste de la calefacción. Pues bien, si nos dejáramos llevar por el romanticismo aplicado a la Sostenibilidad, ¿no sería una buena idea prohibir los combustibles fósiles y abrazar, de una vez por todas, las energías renovables?... ¿saben a cuanto tendría que subir el precio de cada kilovatio para que cuadraran las cuentas?. Alguien dirá que lo que necesitamos es investigar y desarrollar nuevas tecnologías en el mundo de las renovables para que sus costes sean asumibles… pues para eso, también hace falta dinero.

Por ello que esta entrevista a Connie Hedegaard, comisaria europea de Cambio Climático, me ha preocupado mucho.

Aplicando lo que dice la 1ª ley de Commoner, en estos momentos, castigar aún más a la industria europea sólo servirá para favorecer la producción fuera de Europa, especial y obviamente en China, y allí no utilizan energías renovables, ni siquiera gas natural, allí utilizan directamente carbón. Carbón al que habrá que sumar las miles de toneladas de carbono necesarias para el transporte. Y sólo tenemos una atmósfera.

Y, aplicando lo que dice la 4º ley, ¿cómo es posible que alguien, con capacidad, responsabilidad y conocimiento, diga que “Sé que España lo ha hecho muy bien en las renovables”?... España ha aceptado una factura en renovables que no puede pagar y que no podrá pagar en muchos años.

Eso sería tanto como decir que “lo ha hecho muy bien” un gestor de un equipo de fútbol que compra jugadores que no puede pagar, gana títulos que con una gestión adecuada nunca habría alcanzado provocando la quiebra y desaparición del club… una situación que supongo que les suena. Y mucho me temo que no hay una diputación o un ayuntamiento que pueda salvar al sector de las renovables en España… aunque, para el futuro de nuestros hijos, sería mucho más importante haberlo salvado antes que a toda una liga de fútbol.

Alguno de ustedes, sufridos lectores, podrá decir, “¡Cómo eres!, estamos hablando del aire, las olas, las ballenas, de la gloria del triunfo de la copa de Europa, de luchar contra la injusticia y del futuro de nuestros hijos… y tú te pones a hablar de sucio dinero”.

Bien que lo siento pero… ¿no les había dicho que venía dispuesto a aguarles la fiesta?