viernes, 19 de diciembre de 2014

¿Soy Seveso?



En toda profesión u oficio, con el devenir del tiempo, es inevitable que se vaya creando una jerga profesional, usada con mayor o menor intensidad pero, en todo caso, muy difícil de entender para los no iniciados.

Creo que ya les he contado la anécdota, pero en una ocasión en la que había quedado con mi mujer para comer un pintxo a mediodía, nos encontramos en el momento que me despedía de una conversación por el teléfono móvil:

- No... - andaba yo diciendo- ... pero ten en cuenta que los VLE recogidos en los BREFs, con el cambio de la IPPC a la DEI, pasan a ser de obligado cumplimiento en la redacción de la AAI...
- ....
- Muy bien, y para cualquier cosa, me llamas sin problemas. Hasta luego.

Cuando colgué, mi mujer me miró con cara de póker y me preguntó:

- La persona con la que hablabas... ¿entendía lo que estabas diciendo?
- Pues claro - afirme seguro - si no, estaría loco de remate.
- Eso es lo que me estaba preocupando...

En aquella ocasión, la jerga era quizás un poco más particular y recóndita, pues todas esas siglas se han convertido ya en "palabros" de uso común entre el grupo restringido de empresas afectadas por la Directiva de Prevención y Control Integrado de la Contaminación (conocida por sus siglas en inglés como "IPPC"), el nivel más alto de exigencia europea (y por lo tanto mundial) en materia medioambiental, que afecta a unas 350 empresas en la Comunidad Autónoma Vasca.

Esas jergas particulares tienen una extensión variable en función de subsectores o, más en concreto, en función de las normas de aplicación casi en cada empresa. A nosotros, la verdad, no nos queda más remedio que conocerlas todas y manejarnos con ellas con cierta soltura.

A veces, hay términos especialmente complejos de explicar: "¿Me das el CER?", en referencia al número del Catálogo Europeo de Residuos correspondiente a un residuo concreto, catálogo que fue sustituido en 2002 por la Lista Europea de Residuos, con lo que, en propiedad, debería decirse LER y no CER,sin embargo, el término antiguo es el que se sigue usando.

En transporte de mercancías peligrosas es fácil oír a alguien decir "...si, además es consejero" de alguien que ha aprobado el examen que convoca cada año el Gobierno Vasco y que creó el Real Decreto 1566/1999 de 8 de octubre, sobre los consejeros de seguridad para el transporte de mercancías peligrosas por carretera, por ferrocarril o por vía navegable, hoy derogado y sustituido por el Real Decreto 97/2014, de 14 de febrero, por el que se regulan las operaciones de transporte de mercancías peligrosas por carretera en territorio español que, por cierto, entre el galimatías que organiza, trae palabros nuevos como PSICS... término al que dedicaremos un día de estos una entrada propia en este modesto blog.

Una de las jeringonzas más extendidas entre los HSE de nuestra industria (perdón, responsables de higiene, seguridad y medio ambiente, de las siglas en inglés) es la relativa a toda la normativa de Seguridad Industrial.

El vocabulario básico se compone de muchas siglas y acrónimos (APQ, AT/BT, BIE...) , pero no solamente, a veces deriva de referencias legislativas o de aspectos técnicos, como "columna seca" o "columna húmeda"...

Por ejemplo, es muy habitual oír frases como "Esta máquina es vieja pero tiene el 12-15"... en referencia al certificado de haber superado las adaptaciones necesarias para cumplir con los requisitos del Real Decreto 1215/1997, de 18 de julio, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud para la utilización por los trabajadores de los equipos de trabajo.

Pero bueno, si hay alguna norma de la que casi todo el mundo en la industria ha oído hablar, esa es la Directiva Seveso.

La Directiva original es de 1982, la Directiva 82/501/CEE del Consejo, de 24 de junio de 1982, relativa a los riesgos de accidentes graves en determinadas actividades industriales, es decir, cuatro años antes de la entrada de España en el entonces llamada CEE, y fue el resultado  de la reacción política europea al accidente que, en julio de 1976, sacudió a una fábrica de cosméticos en la localidad italiana de Seveso, en Lombardía, unos kilómetros al norte de Milán.

Cuando alguien de la industria pregunta "¿soy Seveso?", se refiere a si su instalación cumple con los criterios marcados por la Directiva y por los reales decretos de implementación, para que los exigentes requisitos de dichas normas sean de aplicación a la misma.

Estos criterios se basan en dos tablas de doble entrada en la que debe tenerse en cuenta, por un lado, la clasificación de las sustancias, mezclas y residuos almacenados y utilizados en la planta y, por el otro, la cantidad de la misma medida en toneladas.

De este modo, uno de los factores que provoca que la normativa Seveso, sea un ámbito de gestión especialmente complejo, es que un cambio en la propia normativa o bien, una sencilla modificación de clasificación de alguna de las sustancias que utiliza la instalación, pueden provocar un cambio radical en la gestión de riesgos de la instalación sin haber realizado cambio físico o de proceso alguno.

Hace unos días, en AVEQ-KIMIKA pusimos en marcha un proyecto que pretende realizar un análisis individualizado en aquellas instalaciones que cantidades no muy elevadas de sustancias, mezclas o residuos clasificados como peligrosas y evaluar a qué distancia se encuentran de los umbrales marcados por la normativa, qué previsiones tienen, por un lado, los expertos en Tutela de Producto y Reglamento REACH de que la clasificación de dichos productos pueda cambiar en un futuro y, por otro, qué cambios prevén en la normativa Seveso, con la próxima implementación de la Directiva 2012/158/UE (conocida como Seveso III) y cómo dichos cambios pueden alterar la situación legal de la instalación respecto a esta normativa.

Normalmente, cuando alguien se identifica como por "Empresa Seveso", suele acompañar la afirmación con un discreto "somos columna 2" o bien, "somos columna 3"... este nuevo arcano se refiere a que la norma marca dos niveles de afección según las cantidades presentes en la instalación.

La afección de una instalación por la normativa Seveso en “Columna 2”, a día de hoy, implica una revisión completa del Plan de Emergencia para su adaptación a la normativa establecida por el Real Decreto 1196/2003 y modificaciones importantes en materia de autoprotección (Real Decreto 393/2007 y Decreto 277/2010 Gobierno Vasco). Seveso III ampliará los deberes de las empresas "columna 2".

La afección de una instalación por la “Columna 3”, es decir el umbral superior, que en función de algunas clasificaciones de riesgo como, por ejemplo, peligrosidad medio ambiental (R50 – H400 – H410), no se trata de cantidades exorbitadas, supone la necesidad de pasar inspecciones todos los años y preparar la información necesaria para la elaboración de un Plan de Emergencia Exterior por parte del Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco, que incluye acciones de información activa hacia la población circundante.

Lo que pretende el proyecto, básicamente, es que los técnicos conozcan con precisión y tengan una visión a largo plazo de los cambios que pueden afectarles en este tema concreto.

Como suele ser habitual en estos casos, AVEQ-KIMIKA ha diseñado el proyecto de forma que requiera de la mínima dedicación posible por parte de los técnicos de las empresas.

Completando el siguiente formulario on line o bien, alternativamente, completando este documento Word y enviándolo vía email, nos pondríamos en contacto inmediatamente para cerrar una visita y terminar el proceso lo antes posible. El propio formulario permite remitir a AVEQ-KIMIKA de forma sencilla y confidencial las FDS de los productos considerados.

Pero, bueno, en todo caso, ninguno de los formularios es obligatorio, nos adaptamos a las necesidades de cada empresa y de cada técnico.

Llámenos o escríbanos y se lo contamos y, al final les diremos si es usted Seveso o está en riesgo de serlo.

Volver a www.aveq-kimika.es

viernes, 12 de diciembre de 2014

Maestros


No hay como vivir un tópico por dentro para darte cuenta cuanta mentira y cuanta estupidez encierran sus afirmaciones, siempre categóricas. Y dice el tópico que la negociación de un convenio es un lucha sin cuartel entre avaros egoístas, caraduras y aprovechados.

Mi aventura en la Asociación de Empresas Químicas comenzó en septiembre de 1997. La Junta Rectora buscaba a alguien joven, con cierta experiencia en gestión y en derecho de la industria para sustituir a Claudio Rodríguez, que había sido la columna de la industria química vizcaína durante muchos años.

Me contrataba una asociación empresarial que, obviamente, nació por y para negociar convenios colectivos, pero en aquellos días José Mª Urquiola, representante de Sun Chemical en la Junta, sacaba tiempo de donde buenamente podía y acudía a Madrid en representación de toda la asociación y mi era un tema que me rozaba de lejos.

José Mª, que en 2008 recibió el premio Korta a su trayectoria empresarial precisamente, por su enorme y desinteresado esfuerzo en favor de la Asociación durante más de 35 años, acudía a las reuniones de FEIQUE de la Comisión Socio Laboral, las reuniones internas de preparación del convenio, a las reuniones de la Comisión Mixta, el foro conjunto, de reuniones casi mensuales, entre sindicatos firmantes y FEIQUE, para resolver conflictos de interpretación del texto que ellos mismos firmaron y que tanto y tan bien ha funcionado en el sector químico y, por último, con especial intensidad, a la serie de reuniones de negociación de cada nueva edición del convenio que, concentradas en periodos cortos, de entre 3 y 6 meses, exigían, y exigen, acudir a Madrid prácticamente cada 15 días durante la negociación.

José Mª, como les digo, restaba tiempo de su bien merecido descanso o de estar con su familia para ir a Madrid y, puntual, durante la tarde del día siguiente, se acercarse a mi despacho para preparar conmigo la circular, el informe o la presentación a la Junta o al Grupo de Trabajo Socio Laboral. Lo que correspondiera. Mucho aprendí en aquellas tardes y sigo aprendiendo cada vez que coincidimos.

En primavera de 2006, José Mª, ya jubilado en su propia empresa, comunicó a la Junta que debía someterse a una operación quirúrgica y a un largo proceso de rehabilitación, y que, lamentándolo profundamente, no se sentía con fuerzas para seguir viajando a Madrid representando a la asociación.

Y la Junta me dio a mí el mandato.

La primera reunión de la Comisión Socio Laboral de FEIQUE a la que asistí se celebró en Huelva, a finales de junio de 2006 y tenía como objetivo preparar la negociación del XV Convenio General que empezaría el siguiente mes de enero.

Hacía las veces de anfitrión de un grupo muy intimidante de profesionales, un sabio tranquilo llamado Ramón Oliva, director de recursos humanos responsable de negociar los convenios de FMC Foret. Un grupo de enorme experiencia en materia de recursos humanos, negociación de convenios y en el propio Convenio General, formado, entre otros (y lamento olvidarme de alguno), por Fabian Marquez y Daniel Macho, de Analistas de Relaciones Industriales, Laureano Albán de CEPSA, Gustavo Alonso, director de RRHH de BASF, Luis Hervella, de Solvay, Joaquín Juan, de Novartis, Daniel Vilalta, de Bayer, Teresa Duarte, de Linde Gas, Luis García-Orea, del Consorcio del Caucho, Juanjo Meca, secretario general de la Federación Catalana de Industria Química y dos maestros inolvidables, históricos del convenio, que por desgracia nos han dejado hace no mucho tiempo como Ramón de la Mora, que acudía en representación de la Asociación Española de Fabricantes de Pinturas y Tintas de Imprimir (ASEFAPI) y Juan Salvador, que lo hacía en nombre de ANAIP, la asociación de empresas del plástico. Sinceramente, no pensaba, es más, estaba seguro de no estar al nivel.

Pues bien, desde el primer día me sentí bienvenido y aceptado como uno más, y no sólo eso, gracias a tales maestros, en poco tiempo, pude manejarme bastante bien con el complicado texto del convenio.

Estamos ya trabajando en el XVIII Convenio y después de ocho años les puedo asegurar que todos los tópicos sobre las negociaciones de los convenio son falsos.

No hay disputas, egoísmos, ni peleas. No hay divergencia entre capital y trabajo.

El nivel profesional e intelectual de los representantes de las empresas y los sindicatos, al menos en el convenio de químicas, es muy alto y ambas partes se esfuerzan en encontrar soluciones y en hacer compatible la competitividad de las empresas, la calidad del empleo y de las condiciones laborales... aunque en realidad, todo forma un único objetivo porque unos trabajadores satisfechos con su trabajo y su nivel de vida son un factor esencial de competitividad.

En algo a lo que, por desgracia, algunos con su actuación no permiten que nos acostumbremos en Euskadi, en el convenio de químicas nos dedicamos a buscar soluciones, en lugar de dedicarnos a señalar culpables.

Volver a www.aveq-kimika.es

jueves, 4 de diciembre de 2014

De un boicot que no lo es y de una patada al diccionario


Tengo un amigo al que le gusta mucho la química, la industria, las palabras y enrollarse en su blog contando historias sobre Sostenibilidad y esas cosas.... pero, entiéndanme bien, no soy yo.

El caso es que mi amigo, éste que no soy yo, es un poco friki para ciertas cosas y es incapaz de pasar por la sección de productos de limpieza del supermercado, sin pararse un rato a revisar etiquetas... con el lógico y consiguiente enfado de su, por lo demás, paciente esposa:

- "Pero... ¿otra vez?.... ¿no puedes dejar eso?"
- "... es que esto está mal etiquetado... ¡fíjate!... ¡han puesto el pictograma equivocado!, ¡es indignante!"

Ella no dice nada pero el gesto de llevarse índice y pulgar al espacio entre las cejas y su cara de estar pensando "¿qué habré hecho yo para merecer esto?" lo dicen casi todo.

Este amigo mío, éste que no soy yo, trabaja en una asociación de empresas del sector químico que, como todas las asociaciones de ámbito geográfico limitado, vive en una permanente relación de amor y de odio con las empresas multinacionales.

De "amor", no sólo porque paguen su cuota de asociados, sean sus clientes y debe representar sus intereses en todo momento (al menos mientras sigan siéndolo), sino porque son empresas muy bien gestionadas y que cuentan con los profesionales más eficientes y mejor formados, que aportan decisivamente al trabajo conjunto del sector.

Pero "odio", sí odio, porque en decisiones, que no por ser predecibles dejan de causar frustración y rabia, pueden cerrar una fábrica u otra en función de cálculos estratégicos globales en los que esa fábrica y esas personas son poco más que peones en una partida de ajedrez. Personas, técnicos y trabajadores, con los que ha trabajado y peleado día a día durante años.

Una de esas empresas, una de las compañías líderes de aquella asociación en la que mi amigo trabaja, decidió cerrar una fábrica de productos de cosmética y limpieza en 2006 y llevarse la producción a Polonia. Él comenta que, para muchas empresas industriales de la propia asociación, la decisión fue un "chollo" porque "pescaron" a algunos de los mejores profesionales que ahora trabajan en sus fábricas y mantiene contacto con muchos de ellos de forma habitual.

No lo admite abiertamente, pero desde entonces, prefiere no adquirir productos de dicha empresa para su propia compra domestica aunque reconoce que son productos muy buenos y, en ocasiones, a mejores precios que la competencia. No es que sea algo sistemático, premeditado y, ni mucho menos, promovido... es una mera cuestión de antipatía y puesto a elegir, siempre que sea posible, prefiere productos elaborados por empresas, actualmente, asociadas. No se lo tengan en cuenta...él es así.

Mi amigo, éste que no soy yo, es por lo general paciente y tranquilo pero el otro día, estalló en cólera en el supermercado.

No ve mucho la tele. No porque le tenga manía o porque le parezca mal, es que casi siempre tiene algo más interesante que hacer. Sin embargo, el otro día, mientras preparaba la cena le pareció entreoír un eslogan en un anuncio que decía algo parecido a... "¡Ahora con menos químicos!"...  y pensó... "he oído mal, no puede ser".... y siguió preparando la cena. Pero, al día siguiente, se acercó a mirar las etiquetas en el supermercado y lo vio. Allí, en medio, en todo sus esplendor y todo su lustre:



Y pensó: "¿presumen de tener menos profesionales de la química contratados en la empresa, es simple ignorancia... o es que, sencillamente, han vendido su alma al marketing quimifóbico?"...

Mi amigo, ese que no soy yo, lleva unos días pensando en ello y no cree que, además de cerrar fábricas, puedan presumir en su publicidad contratar menos profesionales de la química aunque, en el ámbito de su asociación al menos, ese eslogan es cruel y completamente cierto.

Puede ser sencilla ignorancia. Puede ser que no sepan que en castellano, "químico" no es en ningún caso sinónimo de "producto químico". Usarlo así es un anglicismo derivado del término "chemical", que en inglés sí tiene esa acepción; recuerden que en inglés "químico" como "persona que profesa la química o tiene en ella especiales conocimientos" se dice "chemist".

Pero para rizar la patada al diccionario, ésta viene combinada con una ignorancia aún mayor. Lo que los abogados llamamos, una ignorancia inexcusable, lo que la hace equivalente a una mentira.

El Reglamento 648/2004 de detergentes determinó la obligación de todos los fabricantes y distribuidores de productos limpiadores para uso doméstico de publicar el listado de los componentes de sus productos en una página web.

Esta empresa, a la que mi amigo, ese que no soy yo, aunque no lo admite guarda un cierto rencor, como es habitual en las multinacionales, cumple a rajatabla las normas y, si se busca un poco, es muy fácil encontrarlos: ¿me podría decir alguno de los (pocos, deduzco...) químicos que queden en esa empresa explicar cuál de los siguientes componentes no es un "producto químico", no es un "chemical"?



(Por cierto, con "con Oxígeno Activo", supongo que se refieren al percabonato de sodio que lleva el producto, que tiene esta ficha de datos de seguridad según Sigma-Aldrich... de modo que presumen, a la vez, de que lleva menos (productos) químicos y de que lleva más percarbonato de sodio.... sorprendente, cuando menos...)


Suele decir este amigo mío, éste que no soy yo, que la "maldad" no existe, que ningún ser humano cuerdo, ni ningún otro ser vivo obviamente, actúa con el fin exclusivo de hacer daño y que la forma más habitual de maldad es una combinación de egoísmo, avaricia e ignorancia.

Esta empresa, ésta que lideró proyectos muy significativos en la asociación que dirige mi amigo, este que no soy yo, con esta campaña, con este eslogan, supera una barrera hacia su propia perdición.

Dice mi amigo, éste que no soy yo, que por mucha rabia que nos dé, por mucho que a mi amigo le duela, no se puede reprochar a una empresa mercantil su avaricia. Al fin y al cabo, son organizaciones en las que el afán de lucro preside toda su actuación y que no engañan en ese aspecto, una empresa se crea y se mantiene para ganar la mayor cantidad de dinero posible para sus accionistas.

Pero que una empresa química venda su alma al diablo del marketing quimifóbico, mintiendo descaradamente, disculpen ustedes a mi amigo, pero le parece imperdonable.

No es mi amigo, éste que no soy yo, muy dado a promover boicots pero, a veces dice, no es por falta de ganas.

Foto de cabecera cortesía de: Fletxaberde (Own work) [CC-BY-SA-3.0-es (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/es/deed.en)], via Wikimedia Commons