viernes, 20 de febrero de 2015

La mentira como estrategia



Hay un principio de la gestión de la seguridad y, no sé si también de la física, que dice que velocidad y riesgo son magnitudes con una relación proporcional. Es decir, en cualquier aspecto de la vida, si lo hacemos más deprisa, hay más probabilidades de errar.

Si andamos deprisa tropezamos en más ocasiones y si escribimos deprisa se nos cuelan más erratas... de perogrullo, vaya.

La llegada de Internet, de los móviles y las redes sociales ha incrementado la velocidad de la comunicación a un grado inimaginable hace poco años y, no sólo la velocidad, la profusión, la difusión y el alcance de las informaciones, y también la diversidad de fuentes y emisores provocan, no sólo que la información viaje rápido, también que la leamos muy rápido.... si la leemos.

Cualquier persona, con un móvil común puede, de forma inmediata, convertirse en la fuente de una foto difundida a, practicante, todo el mundo.

Pero, la velocidad, la inmediatez y la enorme variedad de fuentes hacen que nos acerquemos, si no superamos, un nivel cercano a la saturación y a los receptores de toda esa información nos cuesta mucho procesarla. 

En la era de Wassap apenas leemos el titular de todas las informaciones que nos llegan.

Y, si apenas dedicamos tiempo a leer, escuchar o sencillamente ver cada información, mucho menos a analizarla con cierto espíritu crítico.

Este fenómeno llega a su paroxismo absoluto en las redes sociales, donde los propios receptores de la información son, a la vez, emisores de la misma. Personas que me merecen el máximo de los respetos intelectual y moral hacen de altavoces, involuntarios o no, he ahí una de las claves de la cuestión, de informaciones que no resisten el más mínimo análisis crítico. Análisis para el que, por otro lado, estarían perfectamente preparadas si le dedicaran unos minutos.

Pues bien, en nuestra sociedad hay emisores que han comprendido la situación perfectamente y se han especializado en simplificar sus mensajes e informaciones hasta un nivel que los convierten en simples mentiras, o como mucho medias verdades interesadas, pero que muestran una efectividad brutal, una enorme capacidad "vírica".

Estos emisores pueden tener fines socialmente beneficiosos, que incluso podríamos calificar de "buenos" pero, en mi humilde opinión, utilizar determinados métodos de comunicación descalifican sus mensajes y, con ello, la credibilidad de la propia organización... incluso de sus fines.

Pero quizás lo más sencillo sea poner algún ejemplo:

En los últimos meses, la Comisión Europea y los Estados Unidos están negociando un acuerdo de liberalización de barreras comerciales: el Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversiones (conocido como TTIP, por sus siglas en inglés: Transatlantic Trade and Investment Partnership).

Se trata de un ambicioso proyecto hacia la globalización y el libre intercambio comercial entre la Unión Europea y la primera economía del mundo... con todos los efectos favorables de la globalización y todos sus defectos, algo que merece un estudio detallado y concienzudo antes de tomar una postura. Por desgracia, en la realidad, no hay una línea que divida el bien del mal con sencillez, precisión y claridad, es necesario buscarla.

Hay mucho grupos del ámbito de la izquierda, y algún medio de comunicación, que ya se han posicionado en contra. Están en su perfecto derecho... pero, claro, explicar al público los efectos perniciosos de la globalización es complejo.... y se platean, ¿cómo lo hacemos?....

Marquémonos un enemigo, fácilmente identificable (en este caso los Estados Unidos) y atribuyámosle una conspiración secreta para perjudicarnos... ¿a quiénes?... a nosotros, ¡qué más da quién sea "nosotros"!, si la gente percibe una amenaza que suene temible y secreta, con palabras como lobby y multinacional, salud, seguridad, hijos o pensiones en riesgo.... entreveradas en la información, lograremos que se posicionen en contra.... incluso que se movilicen cuando se lo pidamos.

Un titular: "El plan secreto para dar entrada a EEUU en el negocio de los servicios públicos de Europa"... y uno se pregunta ¿secreto?.... en cinco minutos y usando solamente Google, se encuentra la página de la Comisión Europea  y la del Departamento de Comercio norteamericano que publican todos los planes, objetivos y los documentos que la información en cuestión calificaba de "secretos".

El mismo medio, unos meses después, insiste: "Bruselas admite que el TTIP permitirá a EE UU vender más de 1.000 cosméticos prohibidos en la UE"... y la propia información enlaza con un documento de la Comisión Europea que abordando el tema del capítulo de los cosméticos y el TTIP que, en inglés, detalla los aspectos que deben tratarse y armonizarse antes de poder llegar a un acuerdo, señala las diferencias de criterio legal en este capítulo de la normativa y cómo, efectivamente, la normativa de cosméticos es más restrictiva en la UE.

¿Es esa política más restrictiva, de prohibiciones y listas positivas, la mejor?... bueno, pues todo tiene pros y contras... una vez más, pero, permítanme que les diga que la FDA (U.S. Food and Drug Administration) ha sido y sigue siendo la mejor referencia mundial en la regulación de alimentos, medicinas, tabaco y.... sí, efectivamente, cosméticos... ¿será que a la FDA no le importa que las "malvadas multinacionales" envenenen a los norteamericanos?... y, claro,de inmediato me asalta otra duda: ¿por qué querrían las "malvadas multinacionales" envenenar a sus clientes?.

Si en alguna ocasión mis hermanos y yo nos peleábamos, mi padre nos decía:

- Se puede debatir e incluso discutir pero no se puede insultar y no se puede pegar.
- Ya.... pero es que yo tenía razón - decía uno de nosotros.
- Se puede tener la razón y perderla.

Pues, sinceramente, algunas organizaciones y algunos medios, insultando a nuestra inteligencia, pierden la razón.

www.aveq-kimika.es

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