viernes, 5 de junio de 2015

“Matad los planes de formación, el gobierno escogerá a los suyos”




El 14 de enero de 1208 las tropas del norte de Francia, amparadas por la cruzada promulgada por Inocencio III contra la herejía cátara, tomaban la ciudad de Bézier, en Occitania, muy cerca del mar Mediterráneo en el mediodía francés, que por entonces, eran tierras gobernadas por señores que prestaban vasallaje al rey de Aragón.

La herejía catara, espiritualista, que rechazaba todo lo terrenal como obra del Diablo y que denunciaba las cotas de corrupción del clero de aquella época, arraigó con fuerza en aquel territorio y, a pesar de los esfuerzos de Santo Domingo de Guzmán y sus frailes dominicos en tratar de convertir a sus habitantes de nuevo al catolicismo mediante la predicación, el papá se cansó de esperar y, asesorado por los monjes de la orden del Císter, decretó finalmente la conversión o la guerra.

En aquel día de invierno, tras un breve asedio, las fuerzas cruzadas asaltaron las murallas de la ciudad y rindieron la plaza. Aquella breve resistencia había condenado la ciudad al saqueo y sellado el destino de los cátaros que vivían en ella.

Los soldados franceses que capturaron a todos los habitantes de la ciudad, entre 7.000 y 12.000 personas según las fuentes, eran conscientes de que entre ellos había también muchos fieles católicos y se preguntaron cómo distinguirlos y qué castigo se les impondría a éstos y a aquellos. En su lógica medieval pensaron que habría que separar a los “buenos” de los “malos”:

Cuentan las crónicas que acudieron al delegado papal, un monje cisterciense francés llamado Arnaud Amaury, que había sido abad del Monasterio de Poblet en Tarragona, y que éste les respondió:

Tuez-les tous, Dieu reconnaîtra les siens” (Matadlos a todos, Dios escogerá a los suyos)

Y así lo hicieron.

El pasado, el gobierno central, aprobó el Real Decreto Ley 4/2015 que pretende poner orden y prevenir la corrupción en la gestión de los fondos destinados a la formación continua de los trabajadores.

Dejando a parte la discusión sobre el instrumento jurídico utilizado, reservado por la Constitución para cuestiones de “extraordinaria y urgente necesidad” difícil de justificar en este caso, la norma ya convalidad, ha sido tramitada como proyecto de ley  y está en trámite de enmiendas  en el Congreso, hace sencillamente “tabla rasa” con la formación hasta ahora organizada por las organizaciones patronales y sindicales que, directamente, ven prohibida la titularización de los planes a partir de su entrada en vigor.

Resulta absolutamente innegable que ha habido notorios  y sangrantes casos de corrupción en la gestión de estos fondos y de que era necesaria una reforma, con un refuerzo de la transparencia y de la labor inspectora, dotando a las entidades encargadas de dicha labor de medios suficientes, pero, es también evidente que dicha prohibición genérica castiga a “justos por pecadores” .

Vean nuestro ejemplo: de unos años a esta parte, los servicios de inspección de los departamentos de sanidad, medio ambiente o industria del Gobierno Vasco se han convertido, sin pretenderlo, en un eficaz sistema de prescripción de AVEQ-KIMIKA.

No es que haya ningún plan establecido, ni nada por estilo, pero, los servicios de inspección han ido comprobando como las pymes asociadas a AVEQ-KIMIKA tienen niveles de cumplimiento de las exigencias normativa mucho más elevados que el resto de empresas del sector de tamaño equivalente. Han comprobado que nuestra labor de ayudar a las pymes con las normativa tiene, de alguna manera,  una evidente “utilidad pública” y, a lo largo de las inspecciones, en muchas ocasiones, les han dado nuestros datos para que nos llamen.

Esa diferencia entre pymes asociadas y no-asociadas se fundamenta en un intenso trabajo de información y formación, en las circulares, en las consultas e informes pero, sobretodo, en unos planes de formación muy pegados al terreno, diseñados y ejecutados por la asociación, tutelados, en sus objetivos y contenidos, por los propios profesionales de la industria a través de los grupos de trabajo especializados.

Algunos entre ustedes estará pensando mal y maldirán que me quejo porque, de aplicarse el RDL tal como está, perderemos parte de nuestra financiación… en fin, les enseñaría las cifras, pero los pequeños márgenes que los planes permiten para administración y promoción de los cursos, no cubren ni un 10 por ciento del tiempo de trabajo dedicado por el equipo de AVEQ-KIMIKA al plan… sí, como lo oyen, “palmamos pasta” con la formación.

Y entonces… ¿de qué me quejo?

No estoy preocupado por la pervivencia del plan de formación del sector. Supongo que seguiremos haciendo el diseño, como prevé el RDL y… bueno, la necesidad existe, la formación que impartimos es beneficiosa, social y económicamente y hay fondos destinados a financiarla, de alguna forma lo encauzaremos pero, si les soy sincero, perder la proximidad, el cariño con el que diseñamos y programamos cada acción me da algo de miedo, temo que no alcancemos las cotas de calidad a las que, para bien, nuestros profesionales están acostumbrados.

Pero, lo que más me molesta de todo el asunto es esa sensación de que han decidido matarnos a todos, de que en lugar de molestarse en diseñar y ejecutar un buen proceso para sacar las frutas podridas del cesto, han decidido tirarnos a todos a la basura.

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«Béziers St Nazaire Pont Vieux» de User: Omnidoom 999 - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia CC BY 3.0 vía Wikimedia Commons.

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