martes, 30 de noviembre de 2010
Perspectivas para el IKS 2011 (II)
El IKS tiene un “pecado original”, un lastre del que, en los últimos 2 años, ha ido redimiéndose pero que arrastrará siempre por mucho que vayamos acostumbrándonos a usarlo poco a poco.
El plan era muy ambicioso y hubiera sido muy fácil, allá por sus inicios hace 7 u 8 años, implicar a la industria y a los gestores, con unos objetivos con los que nadie puede dejar de estar de acuerdo y que Mikel Ballesteros recuerda en todas sus presentaciones: agilidad, fiabilidad, seguridad, calidad de los datos…
Para el Departamento una herramienta como IKS funcionando al 100% sería el maná caído del cielo (bueno, en realidad, sería una cosecha abundante obtenida como mucho trabajo, pero una panacea al fin y al cabo) para solucionar gravísimos problemas de gestión y, sobre todo, de puesta a disposición de los ciudadanos de la información ambiental.
El Convenio de Aarhus, por ejemplo, “Convenio sobre acceso a la información, participación pública en la toma de decisiones y acceso a la justicia en temas medioambientales”, firmado en Dinamarca en 1998 del que derivan, entre otras normas las Directivas 2003/4/CE y 2003/35/CE y la Ley 27/2006, de 18 de julio, por la que se regulan los derechos de acceso a la información, de participación pública y de acceso a la justicia en materia de medio ambiente, parte de una idea central innegable: “Si el medio ambiente es de todos, también es mío y tengo derecho a saber cómo influyen en mi propiedad actividades privadas”
En virtud de ese principio, yo mismo, como ciudadano, con muy pocas excepciones, puedo solicitar a la Administración los datos de emisiones, residuos y vertidos de cualquier instalación industrial en su ámbito territorial de competencia y la Administración estará obligada a entregármelos.
Ahora mismo, recopilar esa información para el Gobierno Vasco es un esfuerzo descomunal que le lleva a traspasar todos los plazos razonables… la informatización es la única vía.
Sin embargo, cuando se diseño la herramienta originalmente no se preguntó nada al usuario, al “productor del dato”, a la industria o a los gestores. El Gobierno Vasco de entonces diseñó el programa según sus necesidades y trató de ponerlo en marcha empezando por las campañas EPER-PRTR, con las industrias más grandes de la Comunidad Autónoma, sin haberles preguntado antes cuáles eran sus necesidades e inquietudes.
Ese fue su “pecado original”. Decirle al colectivo de usuarios más cualificado en materia informática con el que la e-Administración nunca se encontrará, con el que romper la “brecha digital” era coser y cantar, que vais a hacer esto y si no lo hacéis es porque no queréis…. Y esa no es la manera de plantear las cosas en un área tan poco segura como es el estrecho margen entre los obligatorio y lo voluntario… un estrecho puente muy estrecho y resbaladizo por el que la Administración debería ir de la mano de la industria y no tratar de llevarla a empujones.
Durante el café de la jornada del jueves en San Sebastián tuve la suerte de encontrarme con Aitor Andueza de UBIS y comentábamos algo a lo que IKS debería llegar con el tiempo: ser la herramienta de contabilidad única en materia ambiental que usen las empresas, de la cual se puedan deducir objetivos, indicadores, resultados… algo que no debería estar muy lejos.
Y supongo que aún se preguntarán –“¿y por qué nos metió ayer este el rollo de la planificación de su excursión a Donosti?”… pues se trataba de reflejar en un aspecto práctico algo de lo que estoy tan convencido y he dicho tantas veces que no sé ya cómo expresarlo.
En todo lo que tenga que ver con gestión de la información las TICs son el futuro. Si en un cuarto de hora puedo planificar un pequeño desplazamiento con ese nivel de detalle que no podrá hacerse gestionando el brutal volumen de información generado en la gestión medioambiental de una industria.
Quizás, nuestro especial empeño con IKS deriva de eso, de la frustración que nos genera el contraste entre el compromiso de la industria química con sus objetivos y nuestra sensación de que no se encauza de forma adecuada.
A pesar de todo, como al parecer dijo Galileo: “Eppur si muove!”, espero que sea hacia adelante.
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