viernes, 14 de marzo de 2014

Gestionar las emociones en la industria



Llámenme sentimental pero cada vez estoy más convencido de la importancia de las emociones en la gestión de las empresas. De la importancia de gestionar la llamada inteligencia emocional.

La industria es mucho más que tubos, calderas, intercambiadores, inyectoras y banburys. Y, por supuesto, mucho más que indicadores, beneficios y cash-flow, la industria asociada en AVEQ-KIMIKA es, esencial y fundamentalmente, personas.

Desde siempre, desde que se empezó a escribir la historia, los militares han sabido que para la victoria era necesario disponer de toda la información necesaria para tomar decisiones, formar y entrenar a los soldados, equiparlos con las últimas tecnologías, dirigirlos con una táctica y una estrategia clara y audaz... y mantener alta la moral de la tropa.

Salvo en esta última faceta, en todo lo demás, la empresa y la industria han utilizado (y mejorado) esa vieja lección y, sin embargo, no ha sido hasta hace muy poco que las empresas se han preocupado por gestionar, con idéntica eficiencia a como gestionan todo lo demás, los aspectos emocionales de sus técnicos, gestores y operarios.

Hasta hace bien poco, además de una política de retribución justa y una política de reconocimientos más o menos implantada, poco se hacía más allá de la buena voluntad y de la capacidad del director de turno.

Sin embargo, hace tiempo que en nuestra dinámica normal de trabajo detectamos una debilidad en la gestión del medio ambiente o de la seguridad en nuestras fábricas que no podíamos afrontar con nuestras herramientas normales de trabajo.

Necesitábamos mejorar la gestión emocional de los responsables técnicos de los departamentos de seguridad o de medio ambiente pues para su labor diaria ellos y ellas necesitan del decidido apoyo de la dirección de la fábrica porque su labor es, básicamente, poner pegas y dar malas noticias.

Dice la frase hecha "eso va en carácteres" y es cierto. Tenemos en la asociación excelentes técnicos que, además, tienen la tranquilidad de ánimo suficiente para no permitir salir un camión con mercancía hasta que no esté el último de sus papeles en regla, diga lo que diga el cliente, se ponga como se ponga el director comercial o quien sea.

Tenemos en la asociación excelentes técnicos que, sintiéndose apoyados sin fisuras por sus directores, son capaces, con enorme tranquilidad de ánimo, de explicar a 3 directivos alemanes y 3 americanos que le doblan en edad, que un cambio de clasificación de una materia prima ha metido a la fábrica, de la noche en la mañana, en la Directiva Seveso y en la obligación de elaborar un Plan de Emergencia Exterior.

Pero no todo el mundo es así.

Tenemos, o en algún caso, teníamos en la asociación excelentes técnicos que no soportaron la presión y se marcharon. Hemos perdido profesionales muy bien formados que no han sido capaces de soportar el cambio normativo constante, el tener que tener controlados tantos frentes y tener que llevar la contraría a tantos compañeros en tantas ocasiones.

Me contaba una responsable de seguridad de una fábrica, hace ya muchos años, que en la primera reunión de directores de área a la que asistió, nerviosa y asustada, el director de compras trajo muy buenas noticias:

- Hemos comprado 60 contendores italianos estupendos a un precio increíble. ¡Un chollazo!.

Y ella, con apenas 26 años se atrevió a intervenir y preguntar:

- ¿Y están homologados ADR para transportar mercancía peligrosa? - y añadió - ... es que si no, no podemos usarlos.

Y, el director de compras, un curtido veterano en mil batallas, algo cínico y desabrido, cerca de la jubilación, le respondió con todo el desprecio del que fue capaz:

- Perdona, niña, ¿tú a qué has venido?, ¿a poner pegas o a ayudarnos a sacar esta empresa adelante?

"Tragué saliva y me tragué las lágrimas y conseguí no romper a llorar...pero me costó, ¡y tanto me costó!..."

Desde hace dos años comenzamos a gestionar esta debilidad y diseñamos a medias, con Itziar Oyarzabal, de Luritzi, una primera fase de un curso destinado a que los propios responsables de medio ambiente y seguridad fueran capaces de gestionar sus propias emociones. 

Hablaremos de empatía, estrés, de emociones. Hablaremos de resilencia y de asertividad. No es un curso de coaching al uso. No, no es eso o al menos no exactamente eso.

Tenemos pendiente el diseño de una segunda fase. Con acciones más ambiciosas y comenzamos entrevistando, conjuntamente, a directores y directoras, técnicos y “técnicas” en el curso pasado. Seguiremos.

Esta es la circular del año pasado, pero les adelanto que hemos programado el curso para cinco viernes por la mañana de los meses de mayo y junio... aunque en la herramienta de reserva puede que aún ponga otras fechas…

¿Nos acompañan?

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