martes, 6 de octubre de 2009

La química curará el cáncer.


Hace no mucho tiempo, un anuncio televisivo iniciaba su mensaje en torno a una reflexión: "El ser humano resulta muy sorprendente" y desde luego, aunque era sencillamente un truco para vender su producto, es esta una de las pocas constantes de las sociedades occidentales del siglo XXI.

El Ser Humano nunca está satisfecho con lo que sabe. Nada que conozcamos nos parece bastante. Siempre queremos saber más allá, explicar las causas de lo que nos pasa, conocer el motivo de todo... y sin embargo, sorprendentemente, los eslóganes que tienen éxito son los más simples, cuando no los más estúpidos. Los que no van más allá de lo más evidente.

Los llamamientos y proclamas contra la "proliferación" de sustancias químicas artificiales han sido algunos de los que más éxito han tenido. Éxito social... y éxito político... ahí está el REACH para demostrarlo. Pero muchos de esos mensajes son tan simples... que se convierten en simplezas.

Enseñan los expertos en gestión empresarial que lo bien o lo mal que estamos llevando una tarea puede medirse numéricamente con dos tipos de indicadores: por un lado, los de gestión que son aquellos que están bajo nuestro completo dominio y que dependen de nuestras propias acciones (por ejemplo, el número de horas al día que estudio) y por otro, los de resultado, que son aquellos que no dependen directamente de nuestra voluntad sino que son, más bien, fruto de nuestro esfuerzo (por ejemplo, la nota que obtenemos en el examen).

Pues bien, en materia de productos químicos hay un indicador de gestión que parece ir mal, efectivamente la cantidad de productos químicos fabricados en Europa en lo últimos 100 años se ha multiplicando exponencialmente y sin embargo, el indicador de resultado que deriva de ello es muy difícil que vaya mejor: la esperanza de vida en Europa ha pasado de los 30 a los 80 años y con una calidad de vida para la generalidad de la sociedad jamás alcanzada.

No puede ponerse en duda que ese logro es mérito de los productos químicos. Es fruto de la mejora en la medicina (reactivos para diagnóstico, ) y en los medicamentos (todos ellos productos químicos), es fruto de la conservación de los alimentos, de los aditivos y la refrigeración, sólo posible con los gases que hacen funcionar las neveras.

Nunca antes los alimentos habían estado al alcance de un porcentaje tan elevado de la población. La agricultura, gracias a los invernaderos de plástico, a los fertilizantes que mejoran el rendimiento de la tierra o los plaguicidas que previenen la destrucción de las cosechas por los insectos, nunca ha producido tanta fruta y tanta verdura. Los animales de granja están mucho más sanos y fuertes gracias a los medicamentos veterinarios.

Y la lista todavía es larga: los productos de limpieza que cuidan la higiene o el tratamiento del agua potable que evita decenas de enfermedades infecciosas...

Pero la principal alegación contra los productos químicos se basa en otro indicador de resultado que parece ir francamente mal: la incidencia de las muertes por cáncer también se ha incrementado en los últimos años. Y de forma considerable.

Pero ese argumento carece de profundidad. El problema es que el cáncer es la enfermedad que aún no podemos curar y las personas que hace un siglo morían de gripe, de sarampión o tifus, hoy mueren por culpa del cáncer.

En Euskadi, hace sólo 35 años el 28 por 1.000 de los niños morían antes de cumplir 1 año. Hoy en día sólo algo más del 3 de cada 1.000 y esos 25 niños de diferencia que hoy llegarán a adultos no murieron de cáncer.

Nuestra obligación es seguir avanzando, seguir investigando, seguir mejorando. Descubrir nuevos productos químicos y nuevas aplicaciones que permitan que si ahora mueren 3 de cada 1.000 niños, podamos reducirlo a 3 de cada 10.000 y cuando lo consigamos, a 3 de cada 100.000.

Y es posible, que muchos de esos niños que salvemos, después de una larga vida, de haber tenido hijos y nietos, al llegar a cierta edad, mueran de algún tipo de cáncer, pero descuiden, eso no sucederá para siempre, la química curará el cáncer algún día. Pueden apostar que así será.

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