miércoles, 27 de mayo de 2009

Ser empresario




En el sector químico sabemos un rato largo de algo llamado "imagen social distorsionada" y lo digo por un caso claro de “imagen social distorsionada” y especialmente injusta. Ayer, en los comentarios que los lectores introducían a la noticia de la rueda de prensa de CEBEK con motivo de su asamblea general que publicaban algunos medios de Internet, se apreciaban muchos comentarios injustamente hostiles, hablando con desprecio de BMWs, casas en Neguri, chalets y viajes a esquiar.

Asumo que las opiniones de estos foros, en los que ni si quiera se firma con el nombre verdadero, se hacen en muchas ocasiones con la intención de provocar... (o bien son en realidad los protagonistas de Alguien Voló sobre el Nido del Cuco) pero, si me lo permiten, después de 12 años de trabajar codo con codo con empresarios, les voy a explicar mi imagen de lo que es un empresario con un par de ejemplos (todo lo que aquí se cuenta es, sencillamente, la verdad, solamente he cambiado los nombres):

Javier ronda ya los 65 años y ha pensado mucho en jubilarse. Javier es de Eibar y estudió, como tantos otros empresarios, en la Escuela de Armería. Al terminar, allá por los 60, se marchó a Inglaterra a trabajar, no tanto porque aquí no hubiera trabajo, sino por el afán de aprender y conocer cómo era la industria en países más avanzados.

Allí aprendió algo que aquí apenas se hacía todavía: envases de plástico por extrusión (es decir, fundir bolitas de un material plástico y hacerlas pasar por una boquilla estrecha que, según la forma de esta, da lugar a tubos, film, planchas…).

Con unos ahorros que tenía, y la confianza de un director de una sucursal bancaria, se trajo un par de máquinas de Inglaterra y empezó a trabajar… y trabajó sin descanso, a pie de máquina, y vendiendo, y comprando materia prima, y gestionando los cobros, y negociando con los bancos, de sol a sol, sin sábados, ni festivos, ni vacaciones durante muchos años….

Hoy tiene casi 50 empleados y es proveedor de referencia de algunas de las más importantes cadenas de distribución comercial del país y con esto de la crisis lo está pasando mal. Tiene serios problemas con los descuentos de los pagarés con los que le pagan sus clientes y lleva casi un año sin dormir 4 horas seguidas pensando como pagará las nóminas a final de mes… los proveedores le están aceptando el endoso de papel, pero sus trabajadores no pueden pagarle al carnicero con un pagaré….

Jesús siempre fue buen vendedor. La verdad es que se le daba bien, se conocía palmo a palmo todos los polígonos industriales del País Vasco, Navarra y La Rioja, hacía cientos de miles de kilómetros con el coche todos los años.

A finales de los 80, un amigo de un amigo, le presentó a un polaco, que fabricaba máquinas seca-manos para servicios públicos realmente baratas y que buscaba un representante en el norte de España.

Jesús habló con muchos hosteleros y todos le daban la razón: había pocas marcas de aparatos, no eran baratos y eran demasiado sensibles a los constantes malos tratos que les daban los clientes y no lo pensó más. Se puso a ello, alquiló un almacén y empezó a patear bares, cafeterías, cines, centros comerciales, hoteles… con un catálogo bajo el brazo que sólo contenía dos artículos.

La verdad es que le fue bien. Incluso demasiado bien. Los seca-manos eran baratos, pero sobre todo eran irrompibles y no necesitaban ningún mantenimiento… y Jesús se lamentaba de que, una vez “hecho el cliente” y habérselo ganado con un producto de tanta calidad… ya no tenía nada más que venderle, ya nunca le volvían a necesitar.

Entonces pensó que ampliaría el catálogo con papeles de celulosa, pero es un mercado difícil donde las multinacionales papeleras marcan su ley, y con productos de limpieza para el baño, ambientadores, jabón nacarado para las manos…y tenía un amigo químico que le podía ayudar con las fórmulas.

Jesús lo ha pasado mal para lograr todas las licencias y permisos que hacen falta para fabricar esos productos. Lo ha pasado mal para ponerse al día de todas las normas de etiquetado, clasificación, de cosméticos, de transporte de mercancías peligrosas…. estudiando miles de páginas de leyes, decretos y órdenes ministeriales…. pero no abandonó, siempre pensó que lo quería hacer, que lo iba hacer y que lo iba a hacer bien. Hoy tiene 12 empleados y ya está pensando qué será lo siguiente para ampliar el negocio….

No sé si Jesús o Javier conducen un BMW o si les gusta esquiar, no sé si viven en Neguri o si tienen un chalet… sólo sé que si tienen todo eso, es porque se lo merecen.

1 comentario:

Angel dijo...

Totalmente de acuerdo con lo expuesto. Ultimamente parece que todos nos hemos instalado en la complacencia y creemos que la retribución que nos llevamos a casa (yo tambien soy un asalariado por cuenta ajena) es un mana que cae del cielo independientemente de la situación que nos rodea y de nuestro esfuerzo. Muchas veces oímos eso de que pague la empresa o el empresario explotador sin tener en cuenta que la empres la formamos sus trabajadores y por lo tanto debemos tener muy claro que nos interesa que cuanto mejor vaya mejor.

Por otra parte el empresario y/o accionista funda una empresa con 2 motivos principales una es garantizar su futuro, el de su familia y el de sus empleados y por supuesto sacar una rentabilidad. Por ciero cuando nosotros invertimos algún dinero (juegos de azahar, fondos de inversión etc) buscamos lo mismo sacar una cierta rentabilidad.