Así, entre ustedes y yo: les voy a decir a los chicos y chicas de REACH Ederto que si quieren tener un blog que se pongan uno para ellos... me mandan hasta 3 colaboraciones semanales y ya no doy abasto ni para leerlas.... (no, en serio, es un lujazo contar con expertos hablando de los temas de interés de AVEQ-KIMIKA).
Hoy nos manda Iratxe Escudero una entrada sobre un tema que uno de nuestros contertulios habituales (AlyCie) domina especialmente: el REACH y la alimentación. Seguro nos hace alguna aportación interesante.
Les dejo con Iratxe, aunque ya les adelanto que da la información a borbotones y, a veces, no es fácil seguirla:
Durante el año 2009, se ha intensificado la labor de control de los contaminantes en alimentos. La necesidad de mantener el contenido de los contaminantes en niveles aceptables desde el punto de vista toxicológico es una de las prioridades del marco regulador de la UE. Es necesario contar con una legislación armonizada para evitar la disparidad de los límites de ingesta admisibles.
REACH no exige el registro de todas las sustancias químicas. El uso de sustancias químicas en ciertos sectores de la industria como, por ejemplo, la industria alimentaria, está exento ya que dichas sustancias están controladas por otras leyes de la UE. Los ingredientes alimentarios que ya estén controlados por el Reglamento de Principios Generales de la Legislación Alimentaria 178/2002, no tendrán que registrarse con REACH. Sin embargo, el uso de otras sustancias químicas en esta industria, como en el caso del envasado y materiales de limpieza, sí deberá registrarse. El REACH es una de las herramientas para acabar con la falta de datos sobre las propiedades y usos de sustancias como dioxinas y furanos, cuya exposición en los países industrializados es elevada, de acuerdo a la información manejada por la UE. A su debido tiempo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), principal organismo de la UE para evaluar la seguridad de los alimentos, evaluará el impacto de REACH en la industria alimentaria. Es posible que la implantación de REACH produzca un cambio en el sistema de evaluación de riesgos dentro de la industria alimentaria a nivel europeo.
Además, entre los objetivos de REACH está el control de las liberaciones al medio ambiente, y a través de éste su acceso a los alimentos, de las sustancias químicas artificiales más preocupantes.
Se calcula que los ciudadanos europeos consumen entre 60% y un 130% de la ingesta mensual tolerable recomendada por la Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Algunos pescados, leche o carne pueden esconder sustancias no deseadas, compuestos tóxicos. Los últimos estudios realizados intentan detectarlos y determinar cuáles son los posibles efectos en el organismo humano, para fijar límites de ingesta seguros. Estos tóxicos se añaden al alimento por diferentes vías: fertilizantes, herbicidas agrícolas o contaminantes industriales, entre otros. El agua potable es una de las fuentes con mayor concentración de arsénico, con el consiguiente riesgo para los cultivos que reciben el riego de esta agua. Los estudios realizados revelan que la exposición a esta sustancia oscila entre 0.50 y 2.66 mg/kg de peso corporal al día.
El arsénico es, junto al plomo, el cadmio y el mercurio, uno de los metales pesados que forman parte del medio ambiente, de forma natural o por la acción humana, y que tienen capacidad para entrar en la cadena alimentaria. La exposición a través de la dieta y sus efectos pueden minimizarse con estrictas medidas de control. El pescado, especialmente vulnerable a las aguas contaminadas, es atacado con más frecuencia por estos contaminantes por estos contaminantes medioambientales. Los productos de pesca son la principal fuente de arsénico en la dieta de la población medio adulta según estudio de 2004 realizado por la Comisión Europea.
Este metal aparece en dos formas: inorgánica y orgánica. La primera es la más tóxica. Los alimentos que contribuyen en mayor medida a su exposición diaria son los cereales en grano y derivados, el agua embotellada, el café y la cerveza, el arroz en grano, el pescado y las hortalizas.
Tras realizar un estudio en 19 países de la UE, el grupo de expertos ha estimado reducir la dosis de referencia entre 0.3 y 0.8 mg/kg de peso corporal al día. Los efectos nocivos descritos hasta ahora tras exposiciones prolongadas engloban lesiones, enfermedades cardiovasculares y algunas formas de cáncer.
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Hoy nos manda Iratxe Escudero una entrada sobre un tema que uno de nuestros contertulios habituales (AlyCie) domina especialmente: el REACH y la alimentación. Seguro nos hace alguna aportación interesante.
Les dejo con Iratxe, aunque ya les adelanto que da la información a borbotones y, a veces, no es fácil seguirla:
Durante el año 2009, se ha intensificado la labor de control de los contaminantes en alimentos. La necesidad de mantener el contenido de los contaminantes en niveles aceptables desde el punto de vista toxicológico es una de las prioridades del marco regulador de la UE. Es necesario contar con una legislación armonizada para evitar la disparidad de los límites de ingesta admisibles.
REACH no exige el registro de todas las sustancias químicas. El uso de sustancias químicas en ciertos sectores de la industria como, por ejemplo, la industria alimentaria, está exento ya que dichas sustancias están controladas por otras leyes de la UE. Los ingredientes alimentarios que ya estén controlados por el Reglamento de Principios Generales de la Legislación Alimentaria 178/2002, no tendrán que registrarse con REACH. Sin embargo, el uso de otras sustancias químicas en esta industria, como en el caso del envasado y materiales de limpieza, sí deberá registrarse. El REACH es una de las herramientas para acabar con la falta de datos sobre las propiedades y usos de sustancias como dioxinas y furanos, cuya exposición en los países industrializados es elevada, de acuerdo a la información manejada por la UE. A su debido tiempo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), principal organismo de la UE para evaluar la seguridad de los alimentos, evaluará el impacto de REACH en la industria alimentaria. Es posible que la implantación de REACH produzca un cambio en el sistema de evaluación de riesgos dentro de la industria alimentaria a nivel europeo.
Además, entre los objetivos de REACH está el control de las liberaciones al medio ambiente, y a través de éste su acceso a los alimentos, de las sustancias químicas artificiales más preocupantes.
Se calcula que los ciudadanos europeos consumen entre 60% y un 130% de la ingesta mensual tolerable recomendada por la Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Algunos pescados, leche o carne pueden esconder sustancias no deseadas, compuestos tóxicos. Los últimos estudios realizados intentan detectarlos y determinar cuáles son los posibles efectos en el organismo humano, para fijar límites de ingesta seguros. Estos tóxicos se añaden al alimento por diferentes vías: fertilizantes, herbicidas agrícolas o contaminantes industriales, entre otros. El agua potable es una de las fuentes con mayor concentración de arsénico, con el consiguiente riesgo para los cultivos que reciben el riego de esta agua. Los estudios realizados revelan que la exposición a esta sustancia oscila entre 0.50 y 2.66 mg/kg de peso corporal al día.
El arsénico es, junto al plomo, el cadmio y el mercurio, uno de los metales pesados que forman parte del medio ambiente, de forma natural o por la acción humana, y que tienen capacidad para entrar en la cadena alimentaria. La exposición a través de la dieta y sus efectos pueden minimizarse con estrictas medidas de control. El pescado, especialmente vulnerable a las aguas contaminadas, es atacado con más frecuencia por estos contaminantes por estos contaminantes medioambientales. Los productos de pesca son la principal fuente de arsénico en la dieta de la población medio adulta según estudio de 2004 realizado por la Comisión Europea.
Este metal aparece en dos formas: inorgánica y orgánica. La primera es la más tóxica. Los alimentos que contribuyen en mayor medida a su exposición diaria son los cereales en grano y derivados, el agua embotellada, el café y la cerveza, el arroz en grano, el pescado y las hortalizas.
Tras realizar un estudio en 19 países de la UE, el grupo de expertos ha estimado reducir la dosis de referencia entre 0.3 y 0.8 mg/kg de peso corporal al día. Los efectos nocivos descritos hasta ahora tras exposiciones prolongadas engloban lesiones, enfermedades cardiovasculares y algunas formas de cáncer.
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1 comentario:
El REACH afecta a las sustancias, de las cuales, muchas, son de origen vegetal o animal y algunas comestibles.
La sustancias destinadas a la alimentación está exentas de algunos títulos del REACH, pero ¡OJO! no de todos y desde luego, aquellos "alimentos", que no se destinen a la alimentación, son de obligado registro.
Además, en la industria alimentaria, se obtienen algunas sustancias etiquetadas como R50-53 y esas, son de registro prioritario y si almacenan mas de 100 toneladas, les afecta Seveso II. Etc. etc.
Un saludo y gracias por la cita.
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