lunes, 17 de agosto de 2009

Hace tiempo que dejé de creer en los medios...


Hace ya unos años que dejé de creer en los medios. No es que no me crea lo que leo por sistema, en general, confío en las buenas intenciones de todo el mundo... como digo siempre, si el público conociera a las personas que forman la industria química se daría cuenta que son personas normales y corrientes, tan honradas y respetables como cualquier otra, incapaces de nada que no sea trabajar duramente, con rigor y rectitud... pues bien, si los profesionales de la industria conocieran la redacción de un periódico, de una radio o de una televisión, se darían cuenta de que las personas que la forman son normales y corrientes, tan honradas y respetables como cualquier otra, con las mismas presiones de mercado que cualquier otra empresa.

Hace unos años que dejé de creer en los medios por un incidente concreto. Desde entonces cuando leo un periódico me cuestiono todo lo que leo y hasta la impresión intangible que recibo de titular, foto y texto.

En aquella ocasión, a una empresa asociada se le acusaba de realizar un vertido no autorizado en un colector público. Las denuncias procedían de una viviendas situadas a 1,100 km en línea recta, cuyos desagües estaban chapuceramente conectados a ese mismo colector y que se quejaban de malos olores en el interior de sus viviendas y cuartos de baño. Dicho colector, mal mantenido y peor conservado, tenía registros abiertos y arquetas rotas y accesibles en todo su recorrido.

En fin, en estos caso, social y mediáticamente, una industria química en la zona es la primera sospechosa y, claro, tras ellos los políticos toman sus decisiones, siempre a favor del viento... bueno, otro día les cuento la historia completa que tiene su “miga”, ahora solamente quería contarles un pequeño incidente mediático.

En ese momento, yo no estaba allí, pero me lo contaron antes de que se publicara... según parece, en pleno fragor informativo, en la acera de una calle desde la que se ve toda la planta, incluido el gran cartel con el logotipo de la empresa multinacional propietaria de la fábrica y sus chimeneas, se apostó un fotógrafo que fue abordando, una tras otra, a todas las mujeres de mediana y avanzada edad que pasaban por allí. Las tres o cuatro primeras rechazaron sus pretensiones y se marcharon, la quinta le dijo que sí.... sacó un pañuelo del bolsillo, se tapó con el mismo la nariz y la boca y así fue retratada, con la fábrica de fondo. Una vez retratada, riendo y charlando animadamente con el fotógrafo, volvió a guardar el pañuelo en el bolsillo y siguió su camino.

Allí no olía a nada especial, allí no había ningún incidente, ninguna denuncia... pero al día siguiente, esa foto ilustró la portada de un periódico local. Unas semanas más tarde, la multinacional decretaba el cierre de la instalación... a los regulares resultados económicos de los dos últimos años se sumó la mala “imagen” y el final era inevitable.

Pues bien, ayer en El País se publicó un artículo denominado “La química pierde el tren” y... ¿qué quieren que les diga?... me ha sonado a poco documentado, poco riguroso y a que habla de la química como podría hablar del acero o del papel. A gripe-A, a....

Mañana se lo cuento....

1 comentario:

ALyCie dijo...

De la prensa comercial, sólo me creo la fecha y al día siguiente, ni eso.

De los diarios oficiales, pues mas o menos lo mismo, sus autores están sometidos a ciertas presiones o precisiones, según sea el caso ...
Si de muestra sirve un botón: el Real Decreto 1518/2007, contrario al artículo 5 de la Directiva 2001/112/CE.