lunes, 5 de octubre de 2009

Muchas gracias...


Me gusta mucho ir en metro a trabajar. Esta mañana, con el regusto de la pasta de dientes en la boca, observaba a través de las grandes ventanas de los vagones del metro de Bilbao, los depósitos de Dow Chemical o los astilleros de La Naval al otro lado de la ría, mientras aprovechaba para escribir esta entrada del blog en la PDA.

Iria García, Ainara Urionabarrenetxea y yo, terminamos la semana de visitas a fábricas, a razón de dos diarias, algo cansados de tanto coche (de ahí mi añoranza al rato de tranquilidad en el metro...) pero entusiasmados de la amabilidad, la cercanía y, por supuesto, la profesionalidad de las personas que forman AVEQ-KIMIKA.

En Astondoa, en Areatza, Izaskun nos mostró que una empresa familiar más que centenaria puede tener una gestión avanzada, cómo la tradición y la cultura no impiden ser la primera pirotecnia de España en obtener la certificación ISO-14.000 o ganar el concurso de fuegos artificiales de la Aste Nagusia de Bilbao.

En Izurtza, al pie del puerto de Urkiola, en SMC-Foseco, del grupo multinacional Vesuvius, nos esperaban Txema, Nagore y Deme. Un poco abrumados por las atenciones que nos prestaron, tuvieron la paciencia de explicarnos el extremadamente competitivo mercado de la química para fundición, la cantidad y variedad de productos químicos necesarios para fundir piezas de hierro y cómo los fabrican.

Al día siguiente, en Muskiz iniciamos el proceso de fabricación de los gases fluorados para refrigeración. Todo en Petronor es de proporciones enormes, la competencia (y la amabilidad) de sus profesionales también.

Fran y Marta nos dedicaron la mañana completa. Incluso Marta comió con nosotros, en el comedor de "tropa" y, eso sí, en horario de refinería (... a las 12:30). Nos explicaron cómo Petronor transforma crudo de petróleo en productos esenciales para nuestra calidad de vida y cómo la refinería más grande de España también fue la primera en alcanzar los más altos estándares de desulfuración de combustibles, generando con ello considerables cantidades de azufre (S) de muy alta calidad.

Salimos de Muskiz, en dirección a Barakaldo, siguiendo un camión cargado de azufre. Nos esperaba Karmele en Befesa Desulfuración que, además de impresionarnos (como siempre) con la precisión, pulcritud y profesionalidad de su gestión nos explico cómo trasforman un sólido amarillo (el azufre) en gas (SO2 y luego SO3) y este último en un líquido transparente (el ácido sulfúrico).

Hablamos de IPPC, de Seveso y de REACH. Nos explicó los grades cambios que ha vivido la planta en su relativamente breve existencia. Breve si se compara con la de su antiguo vecino, Sefanitro, un gigante desaparecido hace ahora 3 años.

Al día siguiente, nos esperaba Oscar en Derivados del Flúor. En la autopista adelantamos a un camión que desde Befesa llevaba oleum (sulfúrico reforzado con SO3) a las instalaciones de Derivados.

Además de entregarnos el nuevo informe de Responsible Care (cuidadísimo trabajo de recopilación de indicadores de seguridad y medio ambiente), Oscar nos explicó el proceso de producción del ácido flourhídrico (HF) y anhidrita (CaSO3) a partir de un mineral (fluorita) y el sulfúrico y cómo Derivados ha sido capaz de innovar cada día y encontrar nuevas y ventajosas aplicaciones para sus productos... alguna de las últimas: la instalación de suelos radiantes con anhidrita en la construcción de viviendas o las aplicaciones de HF rebajado en la limpieza de células solares.

Después de dejarnos invitar a la comida y a una más que interesante conversación con Ginés y José Ramón, tomamos camino de Alonsotegi, hasta el último barrio del pueblo junto a Zaramillo, siguiendo a un camión de HF. Allí lo reciben en Arkema para descargar y a nosotros nos recibió Anarbella, aunque charlamos un momento con casi todo el mundo.

En Arkema, además de la pulcra limpieza de toda su instalación, llama poderosamente la atención su estricto procedimiento de acceso y su incuestionable gestión de la prevención de riesgos. Allí pasamos la tarde, visitando el proceso de fabricación de gases fluorados para refrigeración y hablando de seguridad, de medio ambiente, de transporte de mercancías peligrosas y..... de leyes.

El último día de visita lo dedicamos a dos empresas diferentes pero igualmente interesante y que rivalizan en el número de días sin accidente, record del que ambas presumen en los carteles informativos de acceso a las instalaciones.

En Ciba nos atendió Itsaso. Metida en plena vorágine de cambios por la aún reciente absorción por parte de BASF, Itsaso es un ejemplo de hiperactividad bien encauzada que gestiona un sistema integrado de gestión de la seguridad, la salud, el medio ambiente, con herramientas ingeniosas y que facilitan la labor a todas las personas que trabajan en la planta.

Las conversaciones con Itsaso, además de interesantes e instructivas, son siempre muy divertidas. Hace fácil y ameno cualquier tema... hasta la metodología de investigación de un accidente laboral o cómo se lleva a cabo un análisis HAZOP.

Ciba Galdakao fabrica latex sintético (estireno-butadieno) para su uso en la industria papelera y textil. Un proceso 100% orgánico entre tanta empresa de la química inorgánica.

Después de comer fuimos hasta Lantarón, donde Jesús y Michel se afanaban en terminar los informes de fin de mes para la matriz de Evonik. A pesar de ello, Jesús dedicó la tarde a explicarnos como convierten el silicato piedra en sílice amorfa, aditivo para la fabricación de neumáticos ecológicos, más resistentes, con mejor agarre y que ahorran combustible.

Aunque son una parte relativamente pequeña dentro del gran complejo de General Química, todo allí es de grandes proporciones. Me llamó la atención que una zona de una de las naves que, según los carteles, está reservada para “sílice fuera de especificaciones”, estuviera completamente vacía. Le pregunté a Jesús sobre ella y me contestó con naturalidad, modestia y sencillez “no recuerdo la última vez que tuvimos un rechazo de producción, nuestras reclamaciones de los clientes no son asociadas a la calidad del producto”...


Muchas gracias a todos, no sólo por las atenciones y la amabilidad con la que nos habéis tratado, a pesar de robaros algo del escaso tiempo que tenéis. Gracias por ser los mejores, por demostrar día a día que el sector químico vasco no son tubos, válvulas y condensadores, sino que el sector químico vasco lo forman algunas de las personas más concienciadas que se pueden conocer en seguridad y medio ambiente... y que saben convertir esa concienciación en gestión.

Eso sí que es contribuir al Desarrollo Sostenible.


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