viernes, 4 de octubre de 2013

La luz del Panteón y las Autorizaciones Ambientales Integradas

Interior del Panteón de Giovani Paolo Pannini (S.XVIII)


En la Piazza della Rotonda, en el casco antiguo de Roma, hay un edificio que, visto del de fuera, en una rápida mirada, eclipsado tal vez por otros grandes templos y suntuosas iglesias romanas, no llama mucho la atención.

Es conocido por todos como el Panteón de Agripa, aunque, a pesar de estar allí enterrados dos reyes y una reina de Italia, no es originalmente una tumba y, en su configuración actual, no fue construido por Agripa.

La palabra panteón, en su acepción castellana referido a lugar de enterramiento colectivo, proviene de los templos romanos que, como este, estaban dedicados a todos los dioses. La palabra, originalmente griega, proviene de pan (todos) y theos (dioses).

Lo que hace muy especial a este, en apariencia, modesto edificio es que, a pesar de estar construido con una airosa bóveda sin columnas con una linterna en el centro que deja entrar la luz, ha permanecido en uso, sin necesidad de reparaciones importantes, desde su construcción, en los tiempos imperiales de Roma.

Fue el emperador Adriano, entre los años 125 y 128, no se sabe la fecha exacta, el que inauguró el edificio actual que se construyó sobre las ruinas de un templo construido 150 años antes, este sí, por Marco Vipsanio Agripa, el hombre de confianza de Augusto, el primer emperador de Roma.

El interior del edificio asombra por su sencilla belleza y por la elegancia de su cúpula, decorada con casetones, y la sensación de paz espiritual que provoca la intensa luz que entra por la linterna central que corona el edificio.

En el año 608, el papa Bonifacio IV transformó el templo pagano en una iglesia, Santa Maria della Rotonda o Santa Maria ad Martyres, y como tal ha seguido en uso, con apenas reparaciones, hasta nuestros días y es que el buen diseño, la arquitectura bien elaborada, ha hecho que este extraordinario edificio perdure.

Andábamos últimamente cavilando sobre la necesidad o no de actualizar las Autorizaciones Ambientales Integradas de las empresas vascas afectadas por la Directiva IPPC, en virtud de lo regulado por la Directiva de Emisiones Industriales y, específicamente, por la Disposición Transitoria introducida por la Ley 5/2013 que reforma la IPPC.

La norma venía a decir, según lo dictado por el artículo 80 de la Directiva que, a más tardar el 7 de enero de 2014, las AAIs que no hubieran establecido pautas al respecto de una serie de materias, deberían ser revisadas (y, por lo tanto, modificadas).

Eso nos situaba, una vez más, frente a una heroica (o más bien apocalíptica) actuación administrativa dirigida a un colectivo muy grande y complejo, a fecha fija... una nueva pesadilla.

En el Grupo de Trabajo de Medio Ambiente ya tratamos la cuestión antes de verano y no nos quedó más remedio que reconocer que las AAIs dictadas por el Gobierno Vasco cumplían, prácticamente, todos los criterios que la DEI y la Ley 5/2013 habían planteado. El Gobierno Vasco se había adelantado a las pautas que posteriormente dictaría la Unión Europea y había acertado de lleno. Quizás nos quedaba alguna mínima duda pero queríamos creer que era cierto.

Hace unos días, recibimos en Confebask una carta del Viceconsejero de Medio Ambiente en el que, detallando punto por punto los criterios marcados por la Directiva y por la Ley quedaban justificados y concluyendo que las AAIs de las empresas de la Comunidad Autónoma Vasca no serán objeto de revisión alguna…. que no necesitarán “reparaciones”.

¿Estoy diciendo con ello que las Autorizaciones Ambientales Integradas de las empresas de Euskadi redactadas por el Servicio IPPC de la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno Vasco son obras maestras comparables al Panteón de Roma, visitado cada año por más de 6 millones de turistas y que entró a formar parte del listado de edificios Patrimonio de la Humanidad de la Unesco a escasos 3 años de que se creara dicha lista?.... pues, bueno, ¿qué quieren?, me he puesto tan contento al leer la carta que no lo he podido evitar…


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