lunes, 7 de febrero de 2011

Desviaciones del IPC y otras desviaciones…


Estimado anónimo,

En primer lugar, muchas gracias por introducir un comentario al blog y gracias, especialmente, por introducir con él una discrepancia en un tono que incita al debate y la reflexión.

Mi agradecimiento es completamente sincero y se debe, sobre todo, a que considero el blog como una herramienta de comunicación, participación y debate y si los únicos comentarios que recibo son, al estilo del primero incluido en esa entrada (que sospecho lo habrá escrito una de mis abuelas desde el cielo...y que les agradezco mucho...) pues el intercambio de ideas no se produce

Dice usted en su comentario que no se le ocurre un sistema que no sea" perjudicial " para los trabajadores y, para ello, aporta el dato de la inflación interanual en 2008.

Lo primero permítame un pedantería jurídica. Los términos “perjudicial”, “beneficioso”, "bueno", "malo", "mejor", "peor" son lo que los abogados llamamos "conceptos jurídicos indeterminados". Son conceptos que, si se sacan de un contexto muy concreto, carecen de significado.

Subir los salarios, de manera generalizada, no es algo “bueno” por mucho que lo parezca… si se hace como medida para paliar la inflación de los precios solamente producirá más inflación.

Un veterano emprendedor y empresario, fiel cliente de esta asociación, al que ya conocí muy mayor y que murió hace unos años, utilizaba un ejemplo muy visual para explicarlo: "¿cuánto cuesta un pez en el mar?"... la respuesta es: nada o, más bien, el dinero que cueste sacarlo y ponerlo a disposición de la persona que lo va a consumir... y pagar. La empresa de pesca ni quiere (ni puede, porque terminaría teniendo que cerrar...) perder dinero por cada pez que saque del agua de modo que si tiene que subir los salarios por obligación, subirá el precio del pescado y, como consecuencia, los ingresos de los trabajadores volverán a estar en el mismo sitio que antes porque son los propios trabajadores los que terminan comprando pescado.

Se supone... se supone, que a veces es mucho suponer, que el equilibrio entre unos justos salarios y unos adecuados beneficios para el empresario los provoca el mercado: si los beneficios son excesivamente altos y los salarios bajos, nuevos emprendedores montarán empresas de pesca (o serán los propios trabajadores los que se conviertan en empresarios), provocando que los precios bajen, los salarios suban (porque habrá más oportunidades laborales) y se equilibren los beneficios.

Si, estructuralmente, el consumidor no está dispuesto a pagar el precio suficiente por el pescado para recuperar todos los gastos de sacarlo del mar (porque considera, por ejemplo, que el pescado de piscifactoría quizás no esté tan bueno, pero que la diferencia de precio es excesiva o por que se pone de moda hacerse vegetariano...) el negocio desaparecerá y con él, el beneficio y los salarios que generaba.

El gran problema de la espiral descontrolada de precios-salarios es que, a medio plazo, empobrece a todos por igual. Si lo salarios de los pescadores suben desmesuradamente, el pescado nacional será mucho más caro que el importado (sacado del mar casi en el mismo sitio pero desembarcado en otro puerto) y esa diferencia de precio compensará los gastos de transporte así que, los pocos consumidores de pescado salvaje que quedaban, y que no se habían hecho vegetarianos, optarán por el pescado importado terminando de arruinar el sector.

De la misma forma que la historia se ha encargado de demostrar que, por desgracia, los seres humanos no somos capaces de trabajar altruista e indefinidamente por el bien colectivo en un sistema planificado que asegure un reparto equitativo de la riqueza, también ha certificado que el mercado perfecto solamente existe en los libros

En por ello que las regulaciones e intervenciones son imprescindible en un mercado real... y el Derecho Laboral y la negociación colectiva son, efectivamente, intervenciones necesarias en los mercados.

Pues resulta que, con todo esto en la coctelera, el caso es que si la espiral de la inflación no se controla, en una economía abierta y sin fronteras, se irán al traste los sectores, los beneficios y los salarios.. de modo que, en realidad y con visión de futuro, lo que es "bueno" para los trabajadores es comprometerse con la competitividad de la empresas y, no se me entienda mal, no estoy hablando de salarios bajos, estoy hablando de productividad: de formación continua, de tener ganas de aprender, de participación en la gestión, de aportar ideas y predisposición a los cambios, de estar abiertos a nuevas tecnologías, de no "pedir la baja" con cualquier excusa... estoy hablando de que la hora de consulta del dentista no coincida siempre con el turno...

Nos guste o no, y le ruego me disculpe el manido tópico, empresarios y trabajadores viajan en el mismo barco y llegarán juntos a puerto o se hundirán juntos…

¿Cuál es la receta más “beneficiosa”?... beneficiosa para trabajadores, para las empresas y para la sociedad en general, pues es en un equilibrio que se ha dado en llamar “Desarrollo Sostenible”: una asociación armónica y acompasada entre todos los factores, entre los beneficios de las empresas, los salarios, los derechos sociales, la protección del medio ambiente...

Habrán oído ustedes en los medios, en alguna ocasión, que España necesita cifras muy altas de crecimiento para generar empleo. ¿Por qué “cifras muy altas”?... y, sobre todo, ¿”muy altas” en comparación con qué?.

En realidad, el sistema economía y productivo español no es diferente al del resto de países de la Unión Europea de clima y tamaño similar…. ¿por qué necesita cifras más altas que Francia, Italia o Alemania para crear empleo?: la única diferencia importante está en la regulación.

No es el momento de hablar de la flexibilidad en la contratación laboral, más que nada por no alargarme en exceso, pero el sistema de revisión de salarios también tiene que ver con la endémica dificultad de la economía española para la generación de empleo.

Una propuesta de sistema podría vincular los incrementos salariales con los beneficios de las empresas y con sus cifras de negocio (ojo, que facturar mucho no quiere decir necesariamente ganar mucho…), podría vincularse con la productividad (en la que influyen decisivamente factores como la automatización de los procesos, consecuencia de las inversiones que realizan las empresas, pero para las cuales los trabajadores deben formarse y prepararse)… podrían vincularse al alza, es decir que los salarios suban con el indicador que se fije… y, atentos que a continuación voy a cometer un “pecado” de palabra: ¡que los salarios también bajen con el mismo!. … (¡qué barbaridades digo!, ¡bajar salarios!... ¡qué locura!)... [nótese el tono irónico...]

Pues sí, una empresa en dificultades retendrá de mil amores a su personal formado y preparado para los procesos de esa empresa concreta si puede pagarles el salario… les puedo asegurar que nadie, al menos que yo conozca, disfruta rescindiendo contratos y despidiendo gente… las empresas del sector químico vasco han hecho funambulismo con los EREs en los dos últimos años con tal de no desprenderse de “su gente”.

Termino, termino: el sistema de subida salarial vinculado al IPC con cláusula de revisión se puso en marcha en una época en que los mercados eran mucho más cerrados que ahora y en los que la vieja peseta nos defendía de la malvada competencia exterior siempre que hacía falta… esas cláusulas son en este instante un rémora para la competitividad de la economía española y lo que es más, hago en este instante una llamada a la responsabilidad de los sindicatos: un freno a la creación de empleo que debe eliminarse.

No sé si le habré convencido, estimado anónimo, pero entenderá que mi percepción de lo que es “perjudicial” para los trabajadores como colectivo no se limita a decir si he ganado o he perdido una décima respecto a un indicador tan caprichoso como el IPC en el mes pasado, es un poco más global... un poco más a largo plazo.

Mil gracias de nuevo.


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2 comentarios:

Otro anónimo dijo...

Hola, por seguir con el debate: La postura es interesante pero a mi entender tiene tanto margen de subjetividad que no resulta realista, la llamada a la unión y el fundamentar las relaciones en la confianza mutua... y por ponernos en plan jurista, basar los salarios en los beneficios de la empresa, en la medida en que es la empresa la que en última instancia "planifica" (o así ha sido en tiempos de vacas gordas) los resultados, no lleva más que a dejar la relación laboral en manos de una de las partes, lo que no está muy bien visto por la Ley...

Por abusar de los que hacen este blog: Sería interesante saber qué es lo que hacen nuestros vecinos europeos, cómo solucionan esto...

interesante blog, gracias.

Anónimo dijo...

Apoyando al comentario anterior y con el entramado de sociedades que tienen algunas empresas, una actualización de los sueldos por el beneficio obtenido, daría lugar a múltiples picarescas.
Por otro lado con la retribución por productividad sólo puedo aportar mi propia experiencia. Hace diez años mi retribución salarial consistía en una parte fija más un variable que dependía de los kilos producidos. Con el boom de estos años nuestros salarios fueron subiendo según iban subiendo los kilos que se iban produciendo. Según su opinión todos teníamos que estar contentos, la empresa iba bien y nosotros también. El problema surgió cuando la empresa considero que ese aumento sustancial de los kilos no se debían a nuestro buen hacer, sino por las inversiones afrontadas y que se estaban encareciendo los costes de producción. La conclusión fue que se llego a un acuerdo para pasar de esa retribución variable a una fija. Hoy en día fabricamos los mismos kilos que hace diez años.
Como valorar entonces la productividad o el beneficio, creo que debemos de seguir pensando