jueves, 21 de mayo de 2009

El modelo se agota



Daniel, director de recursos humanos de una gran empresa del sector químico, además de ser compañero de la mesa de negociación del Convenio General de la Industria Química, es una persona de conversación amena y con la que siempre que hablo aprendo algo nuevo. Daniel, con la autoridad que le da la preparación y la experiencia de muchos años negociando convenios y gestionando relaciones laborales, repite mucho una frase, que dice medio en broma medio en serio, pero que a mi me da mucho que pensar: "el modelo está agotado", suele decir.....

Nos reímos mucho con él... Si en un receso de la negociación la máquina de café no funciona siempre hay alguien que dice "se ha acabado la leche... o es que el modelo está agotado". Y Daniel sonríe y nos advierte “sí, sí reíros, pero ya lo veréis...”.

El sistema de relaciones laborales, articulado en España en la transición, asentado en la capacidad de generar normas de obligado cumplimiento general mediante el acuerdo entre los legítimos representantes de los trabajadores y de las empresas, se fundamenta en dos pilares básicos, en tanto que sindicatos y patronales son entidades privadas no elegidos por sufragio universal: que los interlocutores se ciñan a los márgenes de decisión que les concede la ley (ésta sí aprobada con legitimidad democrática) y la firme voluntad de llegar a acuerdos.

Sí esos pilares se respetan, patronales y sindicatos se convierten en artífices, solucionadores al fin y al cabo, de un problema llamado "relaciones laborales".

En los últimas décadas, el nivel de vida y la calidad del trabajo y su remuneración han ascendido de tal manera que los propios trabajadores se han empezado a cuestionar la necesidad de contar con sindicatos organizados. La necesidad de luchar por nada.

Una de las obras maestras de la literatura universal se llama “Por quién doblan las campanas”. Su titulo origina en inglés es “For Whom the Bell Tolls”, es una novela publicada en 1940, cuyo autor, Ernest Hemingway, participó en la Guerra Civil Española como corresponsal.

Cuanta la historia de Robert Jordan, un norteamericano de origen español especialista en explosivos, que lucha a favor de la República y que, para cumplir una delicada misión, tiene que unirse a un grupo guerrillero que opera detrás de las líneas de Franco en la Sierra de Madrid.

Uno de los núcleos de la trama de la novela, que por supuesto la película de Hollywood de 1943 con Gary Cooper e Ingrid Bergman, ignora completamente, es la transformación que sufre el líder guerrillero. Pablo, lidera la partida por ser haber sido el más arrojado y valiente, siempre dispuesto a luchar en primera línea.... porque, explica Hemingway nada tenía que perder. En uno de las escaramuzas, la partida se hace con unos caballos y Pablo, como líder del grupo, se reseva el más hermoso de los animales.

A partir de ese momento, empieza a perder el valor y a amargarse en la depresión y el alcohol. Ya no quiere luchar pues teme perder la vida y, con ella, dejar de disfrutar de su hermoso caballo.... cuando tienes casa en propiedad, una en la ciudad y otra en el pueblo, coche, vacaciones, tus hijos pueden estudiar sin problemas hasta dónde ellos quieran... las revoluciones pierden sentido.

En respuesta a la pérdida del afán de lucha hay algún sindicato que ha optado por generar ellos mismos los conflictos donde no los haya y tiene como máxima política no firmar acuerdos.

El problema que si los “solucionadores" del problema se convierten en parte de él, el modelo termina por agotarse... si no, al tiempo.....


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1 comentario:

Cristina dijo...

Qué razón tienes, Luis!