jueves, 27 de mayo de 2010

Jornada de gestión de olores de Ingurugiro Etxea


La de ayer fue una mañana muy interesante. Empezó temprano porque la jornada que nos llevó a Azpeitia comenzaba a las 09:00 horas. Habíamos quedado para ir juntos (Sostenibilidad ante todo) Jennifer Arribas, de la que ya les he hablado, Iciar Bustamante, abogada especialista en derecho ambiental que trabaja en el despacho de MAS Abogados y yo.

Se pueden imaginar que, durante el trayecto, arreglamos el futuro de la humanidad… tres abogados especializados en medio ambiente, sin nada más que hacer que estar muy atentos a la carretera y hablar de Derecho, de medio ambiente y Sostenibilidad solucionan los problemas del mundo en 60 minutos, (bueno, también hablamos un poco de surf… aunque en este caso la conversación estaba un poco desequilibrada… luego se lo explico).

Había oído alguna vez hablar de las actividades que desarrollaba Ingurugiro Etxea Fundazioa, con el patronazgo de los ayuntamientos de Azpeitia y Azkoitia y el apoyo decidido de las más importantes industrias de la comarca del Urola medio aunque nunca me había acercado a una de sus jornadas y, la verdad, mi impresión creo que no podría ser más favorable.

El sitio era impecable: la Torre Emparan es un edificio histórico, original del siglo XIV, construido en plena guerra de Banderizos, pero cuya configuración actual data del siglo XVIII, que fue residencia del aspirante al trono durante la II guerra carlista y que ha sido muy bien restaurada.

En la jornada nos encontramos con muchos conocidos de la consultoría, técnicos municipales y, por supuesto, técnicos de nuestras propias fábricas. Creo que está mal que yo lo diga, pero tenemos unos técnicos que son la “repera”… no hay legislación, no existen obligaciones concretas en esta materia, ni las hay en expectativa… pero la Industria Química ya está preocupándose de cómo mejorar en este aspecto ambiental...

El olor es un parámetro muy complejo, producido por la dispersión en el aire de determinadas sustancias y siempre hablando de rangos de concentración muy por debajo de los que se consideren afectan a la salud fisiológica… es decir, estamos hablando de una “molestia”, a la cual, por supuesto, nadie tiene porque estar expuesto, pero si estuviéramos hablando de toxicidad ya entraríamos en otro rango donde sí que hay legislación que cumplir.

La primera ponencia corrió a cargo de Anunciación Gutiérrez de Labein–Tecnalia que dio una buena introducción a la normativa, a la legislación internacional existente al respecto e hizo referencia al borrador de ley que redactó la Generalitat de Cataluña en 2005 (y que no ha terminado de salir adelante).

Jesús Ángel Ocio, jefe del servicio de inspección del Gobierno Vasco, explicó los procedimientos que sigue el Departamento de Medio Ambiente para fijar límites de olor en las autorizaciones sustanciales de las actividades susceptibles de generarlo y cómo actúan e intervienen en casos de denuncias y alarmas generadas por episodios de olores.

Después del café intervinieron dos técnicos de gran nivel, Manuel Almarcha y Silvia Nadal de AT Consultores (AT) y Sistemas y Tecnologías Ambientales (STA) que explicaron, con todo lujo de detalles, cómo realizar una campaña de detección de olores... es decir, cómo ser capaces de responder objetivamente a la pregunta “¿huele?” y modelizar las plumas de dispersión de olor a partir de la fuente generadora… señalado en un mapa donde huele y cuanto huele en cada sitio. Además explicaron las técnicas existentes para depuración de olores cómo la adopción de unas u otras debe estudiarse y adaptarse específicamente a las circunstancias concretas de cada fuente generadora, de cada instalación.

La jornada se complementó con una visita a una fábrica, muy breve pero muy interesante e ilustrativa, para conocer in situ el trabajo que han llevado a cabo en Elmubas Ibérica, empresa dedicada a la fabricación de comida para mascotas, con el fin de limitar las molestias que el olor de su actividad pueda causar al resto de las azpeitiarras.

Resultaba un poco desazonador escuchar los detalles, las cifras de inversión y los costes de gestión de las técnicas necesarias para alcanzar rendimientos de eficacia en depuración de un 98%... oír hablar de mediciones en rangos de partes por billón… y ¡cómo rebajarlas!.

La jornada explicó muy bien los parámetros básicos para tomar muestras y realizar las pruebas de laboratorio. Explicaron las unidades de medición de olores, OU/m3 (que normalizada en Europa se denomina como OUE/m3) y que, según aclararon, equivalen a 40 ppb/v de n-butanol.

El problema del olor es que las sustancias interactúan entre sí, se enmascaran, ocultan, se exacerban… en la realidad no existe una muestra de captación de aire in situ que sea 100% aséptica y no puede, salvo en casos muy contados, elaborarse una tabla de equivalencia entre ppm’s, o ppb’s más bien, de concentración de sustancias individualmente consideradas y un nivel de olor estandarizado.

Ante el escepticismo mostrado por los expertos en relación con los equipos llamados “narices electrónicas”, la determinación de la significancia del olor normalizada, cuando una muestra alcanza 1 OUE/m3, se lleva a cabo mediante una prueba consistente en disolver la muestra de aire contaminado con olor en cantidades cada vez menores de aire neutro que será “olido” por un panel de personas, en el momento que el 50% de las personas que forman un panel seleccionado determinen la percepción del olor, es decir, digan “Sí, huele” se marcará el 1…. a partir de eso… pura matemática.

Personalmente no puedo evitar un mohín de duda sobre la objetividad de pruebas de esta índole… los expertos se me ofenden y me dicen que no, que son tan objetivas como las pruebas de toxicidad DL50 en ratas… la diferencia es que en las pruebas DL50, el hecho objetivo es que el 50% de las ratas se mueren y eso es incontestable… y no me parece lo mismo que el hecho de que una persona (o varias) diga “sí, huele”… pero no me hagan mucho caso, es la deformación de abogado que me impide dejar de pensar: ¿podría, en un fututible, cuando exista legislación basada en estos parámetros y mediciones, datos basados en estas pruebas, un juez sancionar y hasta determinar el cierre de una empresa, un vertedero o una EDAR, procesar a un alcalde por delito ecológico, determinar mandar al paro a 100 familias, porque un “experto” más ha dicho “sí, huele”?... se me hace un poco cuesta arriba…

Terminó la jornada algo tarde para lo que se estila, así que, ya de regreso, sobre las 15:15 paramos a comer un menú rápido en un restaurante justo frente al Santuario de Loyola, compartiendo comedor con una extensa excursión de personas mayores, para las que justo cuando ya nos marchábamos, comenzaban a poner música y algunas parejas se arrancaban con el baile.

Durante la comida y el regreso, seguimos hablando de olores, de energías, de medios de depuración y yo seguí empeñado en preguntar (y aprender) sobre surf… deporte que siempre me ha admirado, que me hubiera encantado practicar aunque nunca me haya animado a ello... y es que llevar a Iciar Bustamante en el coche, que además de una eminente abogada ambientalista, es presidenta de la Federación Vasca de Surf era toda una oportunidad… y yo no charlo solamente de industria, Derecho y medio ambiente… aunque a veces pueda parecerlo.

Volver al Índice

1 comentario:

JL Salgado dijo...

Estoy haciendo unas muy rudimentarias pruebas con aceite esencial de naranja dulce, que es el origen de mis desvelos [R50-53!!] que se degrada de día [h×v] en el aire a una velocidad de vértigo, se difunde con el viento y lleva por delante una gran cantidad de olores,
aunque por desgracia, no todos.
Un ambientador del medio ambiente aéreo, ya que agua, ni tocarla.